Annus horribilis vel Annus Rei Publicae?

Se nos ocurrió a muchos cuando ayer supimos de la “noticia“: “Jolín, qué añito lleva la Casa de Su Majestad el Rey”. Algún listo incluso recordó aquello que dijo hace años una colega de Juan Carlos Borbón, la Reina Elizabeth II, obviamente en su exquisito inglés: “1992 is not a year I shall look back on with undiluted pleasure. In the words of one of my more sympathetic correspondents, it has turned out to be an ‘annus horribilis’” (”1992 no es un año sobre el que volveré la vista con placer. En palabras de uno de mis más comprensivos corresponsales [Sir Edward William Spencer Ford], se ha convertido en un annus horribilis [año de los horrores, año horrible]”). Todo el mundo entendió el pesimismo de la Jefa del Estado británico, ya que por aquellas fechas la mujer aún penaba los fracasos matrimoniales de dos de sus hijos y, sobre todo, un terrible incendio en el castillo de Windsor.

Entiendo la tentación que ha asaltado a muchos periodistas españoles, de aplicar esa ocurrente locución latina a la situación en la que se encuentra estos días la familia Borbón. La entiendo, sí, porque soy de naturaleza comprensiva, pero en mi opinión la prensa española debería resistirse fieramente a emplear esta frase. En primer lugar, por una cuestión de estilo: es una gracia propia de la Reina británica (incluso puede tener cabida en cierta prensa londinense), pero en España su uso resulta bastante cursi y nada ingenioso. En segundo lugar, porque no es comparable la situación que por aquella época vivía la familia Windsor, con la que atraviesan ahora los Borbones: lo de los ingleses era bastante más serio (sobre todo lo del castillo) y el Príncipe de Gales es un personaje muchísimo más importante que la hija de Juan Carlos (el Duque de York también).

¡Coño, con el presunto “año horrible”! ¿Será para tanto? Veamos lo que enumera el diario ”Público” en su portada:

1) “Muere la hermana de Letizia”. Sí, bastante le importa eso a Juan Carlos. Eso es una desgracia familiar que sólo atañe a los allegados de la difunta, sin más, y en un ámbito estrictamente personal y privado.

2) “Polémica por su sueldo y sus cuentas”. Bueno, lo grave sería que se hicieran públicas (o sea, conocidas por la mayor parte de la gente) todas las mordidas que cobra Borbón y la cantidad de dinero que saca de sus negocios privados. Lo de su sueldo es una bobería.

3) “Secuestro de “El Jueves”". Eso es idea de la Fiscalía, y el problema ha sido sobre todo para los dos dibujantes juzgados y encontrados culpables.

4) “Quema de retratos”. ¿Qué pasa? ¿Le duele algo a Juan Carlos Borbón cuando una foto suya arde? ¿Es que le hacen vudú? Qué tontería.

5) “Losantos pide que abdique”. Losantos es un troll y todo el mundo lo sabe. Los que lo oyen y están de acuerdo con lo que dice no son precisamente mayoría en España.

6) “Bronca a Esperanza Aguirre”. Confieso que en ésta me rindo.

7) “Chávez, ‘¿por qué no te callas?’” Pues eso, haberse callado.

Seamos sensatos: todo esto son tonterías, cositas sin importancia, incidentes menores, anecdotillas cotidianas. (En cuanto a lo de la separación de la infanta, aparte de dar de comer durante unos días a los comentaristas de sociedad/corazón/cotilleos, no llega ni a la categoría de noticia. Ni siquiera se trata de una separación legal, sólo nos informan de que ya no viven juntos. Todo el mundo sabe que los Reyes tampoco comparten residencia, la mayor parte del tiempo. A nadie le importa ni le preocupa eso, con lo que podéis calcular lo que importará lo de Elena Borbón y Jaime Marichalar. Huele a carnaza para procurar que la gente olvide el vergonzoso exabrupto de Juan Carlos en Chile.)

¿Qué pasa con esta Casa Real? Que es ciertamente frágil, y cualquier inconveniencia, por nimia que sea, la altera. Es frágil porque su origen es oscuro y preconstitucional, porque los antepasados de los que proceden sus miembros eran gentes bellacas, porque no sirve para nada y produce gastos innecesarios, y porque sus componentes son en su mayoría desagradables y malencarados.

Es tan evidente que la solución republicana es mucho más agradable, viable, posiblemente más barata, y desde luego bastante más democrática, que los esfuerzos de los “realistas” (con perdón) para hacer ver que no es una alternativa posible resultan patéticos de puro evidentes.

Yo creo que el asunto no es que este año esté siendo un año horrible para los Borbones, sino que está siendo un buen año para los republicanos. O sea, nada de annus horribilis, pero tal vez y con suerte annus Rei Publicae (año de la república).

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