Z

Gracias a las maravillas de la solidaria (e ilegal) tecnología internáutica de compartición de archivos estoy accediendo a algunas películas que, de otro modo, probablemente nunca habría podido ver.

La última a la que hemos tenido el placer de acceder es la magnífica obra de Costa-Gavras “Z” (1969), en la que el director de cine greco-francés narra de manera genial y con todo detalle el brutal asesinato de un líder izquierdista en Grecia, el posterior juicio en el que se inculpó al Ejército y a la policía griegos del asesinato, la indignación ciudadana consecuente, y el golpe de Estado militar fascista que sobrevino a todos estos acontecimientos, y que se conoció mundialmente como el “golpe de los coroneles”. Sin embargo, en todo momento se evita hacer alusión a Grecia ni a la situación en dicho país: los exteriores se rodaron en Argelia (gracias a la colaboración del Gobierno argelino de entonces), lo que da a la película un inconfundible aire mediterráneo, pero inconcreto.

                       

Sin duda es una película estrella en su género -el del cine político-, pero no sólo. También es simplemente una magnífica película, que por cierto obtuvo el premio óscar a la mejor película de 1969, y también el óscar al mejor montaje, entre muchos otros reconocimientos mundiales. Es una obra maestra, redonda en todos sus aspectos. La banda sonora fue compuesta por Mikis Theodorakis -gran músico y valiente luchador por la justicia y la libertad- en sus años de reclusión por culpa de su empeño en enfrentarse a los nazis. La música resulta perfecta para acompañar al guión de Jorge Semprún y Costa-Gavras basado en la novela de Vassili Vassilikos sobre el asesinato del líder pacifista griego Gregoris Lambrakis, muerto unos días después de ser salvajemente agredido por un fascista cuando salía de un mítin contra la proliferación de las armas nucleares en su país.

Aunque la dirección de actores es excelente, es justo destacar el mérito de las estupendas interpretaciones de Irene Papas, Jacques Perrin, Yves Montand y Jean-Louis Trintignant, y del resto del reparto.

La película crece en intensidad conforme avanza el metraje. El espectador se esperanza -tal y como lo hicieron en su día los protagonistas del drama colectivo que se narra en el film-, para luego chocar contra la brutal realidad del fascismo y del poder militar.

Sin embargo, en el último segundo de la película un inesperado rayo de esperanza consigue aliviar en algo la tristeza ante la injusticia de la que se ha sido testigo: hay un epílogo en el que se nos dice que el golpe de los coroneles dio lugar a una dictadura que prohibió una lista larguísima y absurda de todo tipo de cosas, disciplinas, obras de arte, prensa, libros, palabras e imágenes. Entre ellas están el pelo largo, las minifaldas, aprender búlgaro, los Beatles, escribir que Sócrates era homosexual, las matemáticas modernas, Ionesco, Tolstoi, Esquilo, Sartre, Mark Twain, la Sociología, las enciclopedias, cualquier música popular moderna (la de Theodorakis por ejemplo)… y también la letra zeta, “que en griego antiguo quiere decir que él está vivo” (zi, “vive”).

Maravillosa película. Es arte lleno de inteligencia, de fuerza y de sentido. El arte puesto al servicio de todos.

5 comentarios ↓

#1 Luis on 10.04.09 at 7:21 pm

Maravillosa en verdad. Estaba buscando la lista completa de prohibiciones…

#2 Belén on 10.05.09 at 12:16 pm

Pásamela si la encuentras.

#3 Luis on 10.05.09 at 10:29 pm

Puedes ver la lista aquí, sobre el minuto 1:33.

Salud.

#4 Luis on 10.05.09 at 10:30 pm

Uys, el enlace…

http://www.youtube.com/watch?v=PBPBbOLY0v8&feature=related

#5 Belén on 10.07.09 at 11:05 pm

¡Gracias, Luis!

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