google-site-verification: googlea8e3f7f963807625.html

Entries Tagged 'cine' ↓

Veinte años, que no es poco

“De ordeeen del señor alcaldeee se haaace saber: ¡Que Dios es unoooo y trinoooo!”

“¡Alcalde, todos somos contingentes, pero tú eres necesario!”

“Tú mucha minoría étnica y mucho camelo, pero luego te da vergüenza esperar a un negro.”

“Bueno, o tú eres gilipollas o es que tienes una alergia.”

“—Supongo que me respetarás, ¿eh, Teodoro?
—¿Pero qué guarrada está usted pensando, padre?
—Déjate, déjate, que un hombre en la cama siempre es un hombre en la cama.”

“—¡Queremos que la chavala sea comunal!
—¡Y turgente!
—¡Que turgente ya es!”

“Ya verá el alzamiento de hostia que me hace este hombre.”

“—…No quiero recordarle poemas de Pedro Salinas, heterosexualmente hablando, o los de Kavafis, desde un punto de vista homosexual. A ustedes los médicos se les reconoce una formación humanística muy por encima de la de los demás científicos…
—Me cago en todos tus muertos, Tirso. Me cago en todos tus muertos uno a uno. La tabarra que me estás dando, Virgen santísima. ¿Pero yo qué te he hecho a ti, vamos a ver?”

“Ahora me dicen que ha escrito usted “Luz de agosto”, la novela de Faulkner, ¡de William Faulkner! Y, ¿no podría usted haber plagiado a otro? ¿Es que no sabe que en este pueblo es verdadera devoción lo que hay por Faulkner?”

“En los años que llevo de médico nunca había visto a nadie morirse tan bien como se está muriendo tu padre. ¡Qué irse, qué apagarse, con qué parsimonia! Estoy disfrutando que no te lo puedes ni imaginar.”

“—¿Me vas a dejar a mí leer la novela?
—No, no te voy a dejar, no sos intelectual.
—No, pero…
—¿Y entonces para qué te la voy a dejar, para que me la leas mal y me la jodas?”

Todas estas ingeniosas y divertidas frases corresponden al script de “Amanece que no es poco“, la genial película de José Luis Cuerda cuyos veinte años de vida pública se conmemoran estos días en las localidades albaceteñas en las que se rodaron los exteriores.

Esta peli es una de las dos que me hacen reír siempre, por muchas veces que las vea (la otra es “La extraña pareja“). Sé que eso le pasa a mucha gente con este film, y me consta que hay quienes saben de memoria escenas enteras y las recitan a la menor oportunidad. Cada quien tiene sus escenas y personajes favoritos: los míos son Luis Ciges, “el padre”, que consigue dormir bajo techado con la excusa de querer hablar sobre Dostoyevski con una aldeana; Cassen, muy bien en su papel de párroco; Rafael Alonso, divertidísimo haciendo de alcalde cacique (”que no me quiero enfadaaar“); Miguel Rellán, que interpreta a un borracho que se desdobla y tiene a su otro yo cometiendo todo tipo de desmanes por el pueblo; los dos picoletos, que consideran que los guantazos son un recurso poético; su jefe, interpretado por Saza (que pregunta al recién llegado al pueblo si en la política estadounidense “hay mucho Opus” y que dispara al sol porque sale por el Oeste); las asambleas para elegir a la puta y al tonto del pueblo; y por supuesto el maestro de escuela, que protagoniza algunas escenas memorables: ¿recordáis el examen sobre las ingles? También recuerdo mucho la “oda a la calabaza” del labriego poeta, ése que se califica a sí mismo de “hombre muy primario, sujeto terriblemente a las pasiones”.

Veinte años ya. Yo la vi por primera vez en La 2 hace por lo menos quince. Después se la conté enterita a mi amiga Conchi durante un viaje que hicimos a Salamanca. Hasta contada gusta.

Ahora, cuando veo algunas escenas de nuevo, me doy cuenta de que eso de que “el tiempo ha pasado bien por una película” se puede aplicar perfectamente a esta locura de José Luis Cuerda, de quien sigo esperando nuevas fechorías. Felicidades por estos veinte años.

Rafael Azcona

Ayer me enteré de la muerte de Rafael Azcona, un hombre sabio, ocurrente, un gran escritor y un tipo aparentemente estupendo. No lo conocí personalmente -no tuve esa suerte-, pero nunca me he perdido la oportunidad de ver las películas en las que trabajó como guionista, ni de escuchar o leer sus brillantes y sinceras reflexiones públicas sobre sus infancia y juventud, y en general sobre las cosas modestas de la vida cotidiana, pensamientos llenos de simpatía, alegría, bondad e inteligencia, de los que he aprendido mucho.

Era una persona notable, y me apena tener la sensación de que no se le ha reconocido lo suficiente el gran mérito de su obra. Otro grande que se muere. Qué lata.

Los falsificadores

El sábado vimos una película imprescindible: “Los falsificadores” (”Die Fälscher” en alemán), que por resumir es una obra maestra que se ha llevado este año el óscar a la mejor película en lengua extranjera. Es una producción germano-austriaca escrita y dirigida por Stefan Ruzowitzky, a partir de las memorias de Adolf Burger, uno de los héroes de la historia, de quien hablaré más adelante.

El personaje sobre el que gira la trama es Salomon (Sally) Sorowitsch, un delincuente que antes de ser internado en diversos campos de concentración nazis se ganaba la vida falsificando documentos oficiales, y cuya aspiración máxima era conseguir falsificar billetes de dólar estadounidense. Él, junto a otros hombres judíos con conocimientos específicos de banca e imprenta, es destinado por el Gobierno alemán a trabajar a destajo dentro de un campo de exterminio -en condiciones particulares-, para una misión secreta llamada Operación Bernhard, de la que no os diré nada por no desvelaros el apasionante guión de la película. Todo -o casi todo- lo que se cuenta en “Los falsificadores” ocurrió de verdad en la Alemania del fin de la segunda guerra mundial, y es ciertamente estremecedor.

El gran personaje (y el gran héroe) de la historia es Adolf Burger, un comunista judío nacido en la actual Eslovaquia que a los catorce años comenzó a trabajar como aprendiz de tipógrafo. Durante la segunda Guerra mundial, antes de que Eslovaquia comenzase a deportar a sus ciudadanos judíos a los campos de concentración alemanes en 1942, Burger fue considerado como alguien con habilidades imprescindibles para la economía del país, lo que lo libró temporalmente de ser deportado. Captado por la resistencia, comenzó a imprimir falsas partidas de bautismo para librar a los judíos citados para la deportación. Su actividad fue descubierta, y su mujer Gizela y él fueron arrestados el 11 de agosto de 1942 y deportados al campo de Auschwitz, donde Gizela fue asesinada más tarde ese mismo año. Él fue asignado a trabajar en la sección de nuevas llegadas, espantosa actividad que lo libró de la muerte. Tras once meses en Auschwitz-Birkenau fue seleccionado para la citada Operación Bernhard, y transferido al campo de concentración de Sachsenhausen, donde se desarrolla la mayor parte del film, en abril de 1944. De ahí fue trasladado al campo de Mauthausen en 1945, en donde fue liberado por el ejército estadounidense el 6 de mayo de ese mismo año. Burger dio en Sachsenhausen muestras de una valentía rayana en la locura, como podréis ver en el film, y su firme actitud ante las órdenes nazis lo enfrentaron radicalmente a algunos de los otros internos de su barracón. El propio Adolf Burger asistió al rodaje de la película, y revisó los borradores de todos los guiones personalmente.

Si habéis visto la película, ¿qué os ha parecido la actitud de Burger y las del resto de internos? Me gustaría saber vuestra opinión… pero procurad no revelar la trama, para no estropearles la película a los que no la han visto.

Juno

Ayer vi una película inteligente, interesante, entretenida, divertida, emocionante, bien hecha, con maravillosos diálogos, excelentes interpretaciones y una dirección magistral: se trata de “Juno“, la mejor película que he visto en mucho tiempo y una de las mejores que he visto en mi vida.

Gran parte del mérito de la película es de Diablo Cody, la guionista, que es una chica inteligente y divertida, que escribe muy bien y que sabe ponerse en la piel de todo el mundo. Por lo visto, el productor de la película leía su blog y eso le hizo proponerle que escribiera un guión cinematográfico, ¿os imagináis? Diablo lo hizo, y lo hizo tan bien que prácticamente aquel primer guión es el que podemos disfrutar ahora los espectadores.

El resto del mérito es del director, Jason Reitman, de los magníficos actores del reparto (destacando mucho la interpretación de la protagonista, Ellen Page, maravillosa en su papel de Juno), y de todo el personal técnico. La música es sencillamente fabulosa.

Os recomiendo sinceramente que la veais, si aún no lo habéis hecho. Disfrutaréis de verdad.

Un fin de semana bien aprovechado

Este fin de semana, además de lo habitual (limpiar la casa, descansar, hacer el vago, ver la tele, hacer la compra, etc.), hemos tenido un par de actividades destacables.

El sábado fuimos a ver la peli de los Coen, “No Country For Old Men“. Es una estupenda película en general, aunque desde mi punto de vista le sobra su buena media hora de metraje (y personalmente sé en qué trozos metería la tijera). Hay escenas algo “gore”, que no son de mi gusto -me pasa casi siempre con estos chicos-, y no acabo de ver simpático a ningún personaje, salvo tal vez al casi viejo sheriff (Tommy Lee Jones), desencantado, depre y aburrido. Lo de Bardem es increíble. Es un actor perfeccionista, de ésos que le echan horas al personaje, y se nota. Lo ha bordado. Me gustó, me pareció cine inteligente, tal vez demasiado salvaje, pero bien pensado y bien terminado.

El domingo nos plantamos a las 10 de la mañana en el museo Thyssen-Bornemisza, con las entradas ya compradas de antemano para ver la exposición sobre Amedeo Modigliani y su tiempo. Aquí tenéis al artista, fotografiado en 1918 (¿a que parece un chico de los 60?):

La primera parte de esta exposición es magnífica (la segunda parte está en la Fundación Cajamadrid, en la plaza de San Martín, y la entrada es libre): han traído bastantes cuadros del pintor italiano -toscano-, y muchas obras de pintores amigos y maestros del maestro. Resulta muy entretenida y muy agradable.

Como además salimos pronto del museo, pudimos ir a desayunar al sol, en una terraza de la plaza de Santa Ana. Madrid a veces es una delicia.

Javier Bardem ya tiene su óscar

¡Me alegro por él y por sus familiares y amigos! Un beso y enhorabuena, Javier.

La soledad

Ayer fuimos al cine, a ver “La soledad”. Es una película de la que no había oído ni hablar hasta que el otro día vi cómo la presidenta de la Academia de Cine española, Ángeles González-Sinde, explicaba en el telediario de la TVE internacional que la película merecía con creces los premios Goya que se ha llevado, y que además la Academia quería llamar la atención sobre este film, parte del “buen cine español que no es conocido del gran público”.

Me pareció una razón más que suficiente para aprovechar el re-estreno de la película en algunas salas madrileñas, con motivo de su éxito en la colecta de premios de la Academia. Sin otra información, nos sentamos en el cine.

                                                     

Desde el instante mismo en el que aparecen los primeros títulos de crédito, el espectador se da cuenta de que la cinta que va a ver a continuación es, cuanto menos, especial. Enseguida entendí que es distinta a la mayoría de las películas a las que estamos acostumbrados.

Desde el punto de vista técnico, el director Rosales es un valiente (fantasea con la pantalla dividida en dos planos, hace del salto de eje una virtud), pero en lo referente al riesgo narrativo es un héroe. Durante la mayor parte del metraje no ocurre gran cosa -salvo la vida misma, que al final es lo único que tenemos-, y sin embargo mi atención no se fue de la trama ni por un momento. Gran parte del mérito es, sin duda, de los magníficos actores que componen el reparto, espléndidamente dirigidos, que consiguen que nos traguemos a pies juntillas todas y cada una de las cosas que dicen, como si se les hubieran ocurrido a ellos.

Mención especial y aparte merece la excelente fotografía, fundamental también para permitir al espectador sumergirse en la narración e implicarse con los personajes.

Creo que es una buena noticia que este Jaime Rosales esté haciendo cine en España. A él y a su equipo, enhorabuena y bienvenidos a mi vida.

Los coletazos del fin de semana

Isaura Navarro se desmarca

El sábado pasado vi parte de un debate acerca del incidente de la Cumbre de Santiago de Chile, en la cadena pública estatal Canal 24 horas. No pude seguirlo entero, como me habría gustado, porque teníamos entradas para el cine (más abajo os cuento). Varios representantes de partidos políticos españoles analizaban el exabrupto de Juan Carlos Borbón, con muy diferentes opiniones. El representante del Partido Popular defendía al Rey de España y aprovechaba para atacar al Gobierno, al que acusaba de haber puesto al Jefe del Estado español en esa incómoda situación. Por su parte, la representante del PSOE -una mujer de mirada torva y aspecto algo siniestro- defendía asimismo a Borbón, e insistía en que se vio obligado a comportarse así en defensa del presidente Zapatero, quien según ella estaría siendo injustamente atacado por varios mandatarios latinoamericanos. El representante de CiU habló del incidente más o menos en la misma dirección.

Cuando esperaba un tímido comentario acusador por parte de la representante de Izquierda Unida, cuya postura oficial ha estado más bien de parte de Chávez en este conflicto, me encontré con un ataque a Juan Carlos I sin ambages ni paños calientes. Isaura Navarro, que así se llama la diputada de IU a la que me refiero, dijo (y creo citar casi literalmente) que “Juan Carlos I no tiene derecho a mandar callar a un presidente elegido democráticamente, más teniendo en cuenta que él fue nombrado por Franco“. Además, Navarro tuvo un recuerdo para “todas las personas que están sufriendo los ataques del capital español en América Latina”, continente en el cual tantas injusticias sociales deberían resolverse de inmediato. Podéis imaginar el pánico que cundió en el resto de contertulios, y la premura con la que la moderadora del debate dio la palabra al resto de diputados participantes en el coloquio, para compensar las palabras de la representante de IU.

Es poco, pero es algo. Casi nadie lo vio y es probable que no se repita. Pero me sorprendió gratamente oír hablar así a una diputada de Izquierda Unida, y me alegró durante unos instantes. Mi teoría es que Isaura Navarro habló así porque en el Comité Federal hay ese ambiente respecto a Juan Carlos. La pregunta es, ¿por qué no se les nota nunca? ¿Por interés? ¿Por cobardía? ¿Por miedo a quedarse sin los pocos votos que tienen? Cualquiera sabe.

Todos son Alcaraz

Telemadrid, otra cadena pública pero cuyos dislates afortunadamente sólo afectan en general a una parte del Estado español (es autonómica, aunque ataca digitalmente a toda España), hizo el sábado una dedicada cobertura de la manifestación en Madrid de la AVT (Asociación de Víctimas del Terrorismo). Como si de un acontecimiento histórico se tratase, esta cadena pública dedicó varias horas a cubrir la “noticia” de una de tantas, y tantas, y tantas, manifestaciones que tienen lugar en mi ciudad, como si no hubiera lugar a que ocurriera otra, o como si no hubieran tenido lugar otras tantas idénticas, anteriormente.

El despliegue informativo era injustificado, disparatado, excesivo. Había una docena de periodistas entrevistando a diestro y siniestro, todos ellos sabiendo de memoria la historia de decenas de familiares de víctimas de ETA y el nombre de pila de todo aquél al que se dirigían. Todos los comentarios, en plató e in situ, eran hagiográficos, alabadores, ensalzadores. Había tanto jabón aquí y allá que el telespectador podría pensar que en Madrid no hay por ningún sitio apenas nadie que discrepe con Isabel San Sebastián, Irene Villa, Francisco José Alcaraz, Ortega Lara y María del Mar Blanco (hermana del asesinado Miguel Ángel) en sus apreciaciones de la realidad o en sus consideraciones acerca de si se debe o no negociar con ETA, o ilegalizar o no a los partidos políticos abertzales de izquierda.

Para mí fue un espectáculo alucinante. Las intervenciones de los periodistas de Telemadrid, de los espontáneos comentaristas callejeros, así como de los encargados de arengar a las masas llegadas a Madrid desde otras partes de España en autocares fletados para la ocasión, estaban salpicadas de comprensivas referencias a Alcaraz, el último héroe de la AVT, que se esforzaba en hacer pucheros a la cámara para aparentar emoción contenida. Parece que este señor tendrá que acudir a declarar esta semana a la AN por haber afirmado que el Gobierno de España es “el embajador de ETA”, algo que parece haber disgustado a la Fiscalía.

“Todos somos Alcaraz”, decían los oradores enfervorizados, “todos somos Alcaraz”, repetían henchidos de devoción y entrega.

Sí, desde luego. Todos sois Alcaraz. No se me ocurre mejor descripción.

La torre de Suso

Nos apetecía ir al cine, y nos gusta mucho Javier Cámara, así que decidimos darle una oportunidad a “La Torre de Suso“, la última peli estrenada en la que aparece este actor. Se trata de la ópera prima de su director, Tom Fernández, que se estrena en la dirección tras muchos años de funcionar como guionista para la televisión. Entre otras cosas hizo guiones para “Siete vidas”.

La conclusión es que Fernández tiene mucho que aprender. El guión es flojito, algunos personajes no se entienden, o no se explica su conducta, y las mujeres le salen inexplicablemente inflexibles y bastante antipáticas. A ratos la película resulta un poco ñoña, y hay momentos en los que perdí absolutamente el interés por la historia. Tiene algunos golpes buenos, momentos divertidos y conversaciones graciosas, pero no en número suficiente como para compensar la precariedad narrativa general.

En cuanto a los actores, están casi todos bien, y algunos espléndidos. Además de Javier Cámara (Cundín), merecen especial mención por su buen hacer Mariana Cordero (Mercedes, la madre de Cundo) y el gran Emilio Gutiérrez Caba (Tino, el padre).

Al director de fotografía, Carlos Suárez, le agradezco que retrate magníficamente los hermosos paisajes asturianos en los que se desarrolla la acción, pero le reprocho que saque tan mayores, feos, ojerosos y arrugados, a todos los miembros del reparto. No sé cómo lo consigue, pero no se salva ni uno.

Hay aún una cosa más, que sin duda cabe atribuir a la inexperiencia de la dirección, y que no tiene mayor importancia (aunque sembró el pánico en el patio de butacas): en varios momentos se ven claramente los micrófonos en lo alto de la pantalla.

Creo que olvidaré rápidamente esta película, pero pasamos un rato agradable.

Las trece rosas rojas

“Que mi nombre no se borre en la historia.”
(Última frase escrita por Julia Conesa, asesinada a los 19 años por el fascismo español)

Dentro de unos días se estrena en toda España la última película de Emilio Martínez-Lázaro, “Las 13 rosas“. Sus caracteres protagonistas se basan en la vida y la muerte de trece jóvenes mujeres que fueron asesinadas en Madrid el 5 de agosto de 1939 por el Gobierno fascista junto a decenas de otros inocentes, todos víctimas del odio iracundo de los vencedores de la guerra que aquéllos provocaron con su traición.

En la tapia del cementerio de la Almudena junto a la que fueron fusiladas, una lápida recuerda su horrible final:

En febrero de 1939, cuando ya parecía inminente la toma de Madrid por parte de los fascistas, el PCE decidió que la estrategia del partido en la posguerra iba a consistir en dejar la organización en manos de militantes desconocidos, en su mayoría mujeres jóvenes (algunas muy jóvenes, de 14, 15 y 16 años) afiliadas a las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) y/o al PCE. De ese modo podría evacuarse a los cuadros significativos y salvarlos de la represión aguda que se preveía, mientras los militantes que quedaban en Madrid reconstruían las organizaciones desde la clandestinidad, aprovechando la ventaja que supondría el desconocimiento de su militancia por parte del Gobierno franquista. Estos jóvenes militantes revolucionarios y entregados, muchos de ellos miembros activos del Socorro Rojo (un servicio social creado por la Internacional Comunista para vertebrar la solidaridad entre los trabajadores), estaban dispuestos a hacer lo posible para resistir al fascismo en la medida de sus posibilidades.

Sin embargo, antes de que las tropas franquistas entrasen en la ciudad, estos jóvenes ya tuvieron que enfrentarse al golpe de Estado del coronel Casado (apoyado por un amplio sector socialista, por los anarquistas y por muchos militares que antes eran leales) en marzo de 1939. Este militar estaba decidido a pactar con las tropas franquistas (intento en el que por cierto fracasó) y se dedicó a detener a decenas de comunistas que, más tarde, fueron entregados a Franco. Los jóvenes de la JSU se enfrentaron a los militares republicanos rebeldes tanto como pudieron.

Una de las graves consecuencias del golpe de Estado fue que éste impidió, por falta de tiempo, la destrucción de los archivos de militantes del PCE y de las JSU. Esto, unido a la detención de José Pena (un chaval de 21 años que en 1939 se hizo cargo de la secretaría general de las JSU, y que tras ser salvajemente torturado contó todo lo que sabía), colaboró a la tortura y el encarcelamiento de miles de mujeres y hombres cuyo único delito era su militancia política izquierdista.

“Quien no tenga las manos manchadas de sangre no tendrá nada que temer”, prometían los vencedores, y mentían al prometerlo. En efecto, el único crimen cometido por las “trece rosas”, como las llamaron tras su asesinato, fue ser “rojas” o intentar salvar a un rojo de la muerte. Eso fue suficiente para recibir el impacto del rabioso odio de los traidores. Pobrecitas. La mayoría de ellas eran menores de edad cuando las fusilaron.

Una de las mujeres que vio partir a las chicas desde la cárcel de Ventas hacia su tumba en aquella madrugada horrible, Mari Carmen Cuesta, aún hoy llora al recordar el momento. Entonces tenía sólo 15 años.

Ojalá que la película trate a estas mujeres con el cariño que se merecían, y no sólo a ellas, sino también a los otros miles de mujeres republicanas que sufrieron el aplastamiento de la represión franquista, y de las que tan poco se ha hablado. Un montón de mujeres que se ilusionaron con tener un papel mejor en la sociedad española del que hasta entonces habían tenido, mejor trato y mayor consideración por parte de los hombres, y mayor participación en la vida política e intelectual del país. Las mujeres que hemos nacido décadas después aún estamos peleando por desembarazarnos del castigo al que condenó a nuestro sexo la horda fascista.

Y luego dicen que hay que “olvidar”. Que se den con un canto en los dientes con que no seamos igual de odiosos que ellos.

                

En este enlace hay una relación de los hombres que fueron fusilados media hora antes que las trece rosas, y que fueron condenados a muerte el mismo día.

Z

Gracias a las maravillas de la solidaria (e ilegal) tecnología internáutica de compartición de archivos estoy accediendo a algunas películas que, de otro modo, probablemente nunca habría podido ver.

La última a la que hemos tenido el placer de acceder es la magnífica obra de Costa-Gavras “Z” (1969), en la que el director de cine greco-francés narra de manera genial y con todo detalle el brutal asesinato de un líder izquierdista en Grecia, el posterior juicio en el que se inculpó al Ejército y a la policía griegos del asesinato, la indignación ciudadana consecuente, y el golpe de Estado militar fascista que sobrevino a todos estos acontecimientos, y que se conoció mundialmente como el “golpe de los coroneles”. Sin embargo, en todo momento se evita hacer alusión a Grecia ni a la situación en dicho país: los exteriores se rodaron en Argelia (gracias a la colaboración del Gobierno argelino de entonces), lo que da a la película un inconfundible aire mediterráneo, pero inconcreto.

                       

Sin duda es una película estrella en su género -el del cine político-, pero no sólo. También es simplemente una magnífica película, que por cierto obtuvo el premio óscar a la mejor película de 1969, y también el óscar al mejor montaje, entre muchos otros reconocimientos mundiales. Es una obra maestra, redonda en todos sus aspectos. La banda sonora fue compuesta por Mikis Theodorakis -gran músico y valiente luchador por la justicia y la libertad- en sus años de reclusión por culpa de su empeño en enfrentarse a los nazis. La música resulta perfecta para acompañar al guión de Jorge Semprún y Costa-Gavras basado en la novela de Vassili Vassilikos sobre el asesinato del líder pacifista griego Gregoris Lambrakis, muerto unos días después de ser salvajemente agredido por un fascista cuando salía de un mítin contra la proliferación de las armas nucleares en su país.

Aunque la dirección de actores es excelente, es justo destacar el mérito de las estupendas interpretaciones de Irene Papas, Jacques Perrin, Yves Montand y Jean-Louis Trintignant, y del resto del reparto.

La película crece en intensidad conforme avanza el metraje. El espectador se esperanza -tal y como lo hicieron en su día los protagonistas del drama colectivo que se narra en el film-, para luego chocar contra la brutal realidad del fascismo y del poder militar.

Sin embargo, en el último segundo de la película un inesperado rayo de esperanza consigue aliviar en algo la tristeza ante la injusticia de la que se ha sido testigo: hay un epílogo en el que se nos dice que el golpe de los coroneles dio lugar a una dictadura que prohibió una lista larguísima y absurda de todo tipo de cosas, disciplinas, obras de arte, prensa, libros, palabras e imágenes. Entre ellas están el pelo largo, las minifaldas, aprender búlgaro, los Beatles, escribir que Sócrates era homosexual, las matemáticas modernas, Ionesco, Tolstoi, Esquilo, Sartre, Mark Twain, la Sociología, las enciclopedias, cualquier música popular moderna (la de Theodorakis por ejemplo)… y también la letra zeta, “que en griego antiguo quiere decir que él está vivo” (zi, “vive”).

Maravillosa película. Es arte lleno de inteligencia, de fuerza y de sentido. El arte puesto al servicio de todos.