Yo interpreto, tú tergiversas, él miente

Qué inigualable ocasión me está ofreciendo el juicio del 11-M para contemplar todas las variantes posibles de manipulación informativa que pueden darse en la prensa española.

Están los de siempre, a los que no sigo, pero me los figuro: los ultrarreaccionarios que andarán diciendo que éste es un juicio-trampa, que todo es mentira, que todo es manipulación, porque detrás del atentado está ETA. Que los etarras hayan utilizado a algunos moros para llevar a cabo el asesinato colectivo de viajeros, es una cosa; que los moros motu proprio sean capaces de planear algo así, no es posible.

Después están los PRISAs y pro-PSOEros en general, que defienden a ultranza la instrucción del sumario del 11-M y abogan por la culpabilidad indudable de las personas que estos días se sientan en la pecera de la Audiencia Nacional. Gentes como Gabilondo, que en otras ocasiones son capaces de darse cuenta de cuándo los jueces de ese prescindible e injustificable tribunal se comportan con chulería, dejadez y parcialidad, en este caso se posicionan decididamente a favor de los magistrados y de la fiscal, de tal manera que casi los santifican, que parece que creen en su infalibilidad.

Entre unos y otros, y con el sacrificio de unos hombres que ya están condenados de antemano -a menos que consigan demostrar fehacientemente que no tienen nada que ver con los cargos de los que les acusan-, están dando un espectáculo decididamente bochornoso.

Naturalmente, además tienen el rostro de afear en los demás lo mismo que ellos hacen. Conjugan irregularmente el verbo “manipular”: Yo interpreto, tú tergiversas, él miente.

Qué grima dan.