A por la vida, one more time!

Las cosas están así: por lo visto, y a menos que se tuerza mucho el asunto, no vamos a tener descendencia. Tras el choque con la noticia (que no esperábamos: aguardábamos diversas posibilidades, pero no ésa), mi reacción más inmediata fue de alivio. Veréis: claro que me apetecía tener un hijo o una hija, pero tenía terror a que el embarazo fuera complicado, o el bebé sufriera algún tipo de malformación o de enfermedad. Por supuesto, no era verdaderamente consciente de ello, porque si no no habríamos intentado agotar todas las vías.

Por otra parte, en un esforzado ejercicio de positividad práctica, extraje enseguida un par de excelentes conclusiones de la experiencia: En primer lugar, ambos estamos perfectamente sanos. Ninguno de los dos padece ninguna enfermedad o trauma relacionados con nuestros aparatos reproductivos. El problema es genético, no hay nada que hacer, pero tampoco nada va a empeorar en ese sentido ni nada va a agredir por ello nuestra integridad física. En segundo lugar, y relacionado con lo anterior, podemos decir con alegría que somos dos privilegiados que han sido atendidos en el hospital 12 de octubre de Madrid durante meses, ¡sin padecer enfermedad alguna!

Todo lo anterior no es nada comparado a esto: Ángel y yo hacemos una pareja feliz, divertida y profundamente amigable. Tenemos una vida llena de sorpresas, novedades, comodidades y alegrías. Viajamos, salimos, entramos, muy habitualmente contentos con lo que nos ha tocado vivir. No podemos quejarnos apenas.

Con eso quiero decir que es obvio que no tenemos necesidad de nada, ni de nadie más, para tener una vida agradable y buena, dentro de lo que cabe, y si tenemos salud y estabilidad económica, que eso nunca se sabe.

Así las cosas, un bebé habría sido sin duda bienvenido a la familia, pero no lo echaremos de menos. En realidad, nuestro mundo está completo, y no sólo por nuestra parte, sino también con nuestros amigos, conocidos, familiares… Y todas las cosas que nos interesan, nos divierten, nos dan conversación y nos cabrean o nos alegran.

Se trata de cerrar con cuidadito la puerta de esta aspiración, que por otra parte se ha solapado con muchas otras etapas y actividades (nunca ha girado nuestra vida en torno a la generación de nuevos seres humanos), y retomar las cosas donde quedaban, ya con una perspectiva algo más clara de lo que puede ser nuestro futuro juntos.

Y dicho y hecho, de momento esta mañana no he tomado ácido fólico, por primera vez en años. Ha sido una liberación, en cierto modo la representación de la nueva etapa que hoy comienza. Y que tiene una pinta magnífica.

Los hipocampos de sopa de sobre

Ahí estáis, por lo visto. Habéis hecho vuestros primeros pinitos en un entorno seguro y agradable. Tal vez no os quedéis más que unos días por aquí, o tal vez os convirtáis en alguien importante. Sea como sea, siempre seréis memorables en nuestro pensamiento. En esta fría semana de la toma de posesión de Obama, habéis hecho por fin vuestro debut en la vida. Largo tiempo esperados, muchos tenemos depositadas grandes esperanzas en vuestro desarrollo. Sed buenos, tratad de ser más grandes y muy resistentes. Nunca se sabe lo que ocurrirá con vosotros y con nosotros, pero os deseamos lo mejor, y queremos de verdad que lleguemos a conocernos, en mejores y más provechosas circunstancias. Prometo hacer todo lo que esté en mi mano para que así sea.

Fuerza, ¡y a coletear, caballitos de mar!

Hasta siempre, Escolar

Es posible que hasta aquí, hasta hoy, haya llegado la aventura “izquierdista” del diario “Público”. Ignacio Escolar ha anunciado esta mañana en su blog que ha cesado como director del periódico, y que sus jefes lo han sustituido por un tal Félix Monteira, otro más de los recientes rebotados de “El País”. Monteira se quedó sin trabajo hace una semana nada más (lo habían enviado a Galicia, pidió la vuelta a Madrid y le dijeron que nones, así que se despidió de Prisa), y ya está colocado al frente del diario de Roures y Mediapro.

Esto nos lo temíamos algunos desde hace mucho. Concretamente, yo desde hace casi un año, cuando Ernesto Ekáizer -otro ex-Priso- desembarcó en la redacción de “Público” con un extraño puesto de trabajo, que le otorgaba nebulosas prebendas y aparentemente lo colocaba en una situación privilegiada en lo referente a la línea ideológica del periódico. El experimento Ekáizer sólo duró ocho meses y no fue precisamente un éxito. 

Sin embargo, se ve que la intención de Roures seguía siendo la de sustituir a Escolar por alguien más “moderado”, les gustará decir a ellos. Por alguien más derechista, me gusta decir a mí. Y en cuanto se ha quedado libre un periodista de Prisa con el perfil deseado, no lo han dudado. Han despedido a Ignacio Escolar fulminantemente.

Lo siento de verdad, y sé que somos muchos los que opinamos lo mismo. No sé si seguiré comprando “Público”, tal vez lo haga al menos de vez en cuando y por el momento. Lo cierto es que no espero nada bueno del futuro inmediato de esta publicación, y menos aún de un futuro más lejano.

En cuanto a Escolar, le deseo lo mejor y confío en que volverá a encontrar el lugar que se merece en la prensa española.

Otra “solución final”

Nochevieja irlandesa

Este año hemos decidido pasar la nochevieja en Dublín (Baile Átha Cliath, en irlandés). Nunca hemos estado en Irlanda, así que seguro que todo lo que veamos nos parecerá nuevo y divertido. Nos vamos dentro de unas horas, y si todo sale bien -así lo espero- esta noche estaremos bebiendo unas pintas de lager en algún pub del “Temple Bar”.

Ya os contaré qué hemos aprendido en este viaje, que nos apetece mucho.

¡Que lo paséis bien! Hablamos en 2009.

Feliz invierno

Hoy he visto uno de los mejores episodios de “Doctor en Alaska” (o “Northern Exposure”, en el original), en el que llega por fin el invierno a Cicely, por estas fechas, y todos se desean entrañable y cariñosamente “feliz invierno”. Yo también os lo deseo, porque el solsticio llegó el día 21 a las 13.04, así que todo se renueva otra vez, y la vida sigue para los que quedamos por aquí, que cada vez somos más.

A mí me ha gustado mucho siempre la Navidad. Hasta hace algunos años por estas fechas me releía siempre “Christmas Carol”, o “Villancico”, de Dickens. Hace algunas navidades, cuando era aún más naïve que ahora, escribí esto en honor del gran maestro.

Disfrutad y procurad ser felices mañana y pasado. Y recordad: “You better not cry, I’m telling you why: Santa Claus is coming to town”.

¿Rompemos la baraja?

Ayer me pasó algo terrible. Veréis: yo utilizo el gas butano para cocinar. Sólo tenemos una bombona, así que cuando se agota el gas que está dentro tenemos auténtica urgencia por que nos la cambien -a precios “populares”, por cierto-, y por desgracia los de Repsol sólo pasan por aquí a horas en las que ni Ángel ni yo nos encontramos en el domicilio. Así las cosas, hemos venido funcionando de la siguiente manera: dejábamos la bombona vacía a la puerta de casa, con el dinero que cuesta -y algo más para propinas- depositado bajo aquélla. Hasta la última renovación bombonera, no había habido ningún problema. Los de Repsol recogían el dinero, nos dejaban una bombona llena, y aquí paz y después gloria.

La última vez que dejamos la bombona alguien nos hizo una putadilla: se llevó la pasta y nos dejó una bombona usada -sin precinto- en lugar de la vacía. Eso nos supuso un problema, porque los de Repsol vinieron a cambiar la bombona y no encontraron nada. Nos dejaron una nota, en la que nos explicaban que habían venido a cumplir con su obligación y se habían quedado con dos palmos de narices. En fin, un precedente del que supongo que los butaneros tomaron nota, y no buena.

Ahora bien: lo de ayer fue peor. Dejamos la bombona a la puerta de casa, con el dinero debajo, como siempre, y yo añadí una nota: “Por favor, si no trabajan para Repsol no se lleven la bombona. Eso supone un grave problema, muchas gracias”.

Cuando llegué ayer del trabajo, me encontré con la misma bombona vacía, la nota había desaparecido… Y el dinero también.

Hay alguien por ahí que nos ha robado los 14 euros, y que ha imposibilitado que podamos tener una bombona llena. Nos ha dejado sin poder cocinar.

Me han dado un disgusto serio. Yo soy muy inocente, y nunca habría creído que hubiera alguien capaz de comportarse de esa manera. Estoy aún aturdida por esa maldad.

Todo lo que he podido hacer es dejar una nota en el portal. Dice así: “¡Cuidado! Aunque parezca increíble, en esta vecindad hay alguien que es capaz de robar el dinero para pagar una bombona de butano, causando con ello un grave perjuicio a una gente honrada que necesita tener ese combustible, y que debido a esta repugnante acción, se quedará sin poder cocinar hasta que se encuentre alguna solución. Esto es lo más desagradable que nos ha pasado en esta vecindad, y aún no damos crédito a que existan este tipo de actitudes insolidarias y despreciables.”

¿Qué? ¿Hasta aquí hemos llegado? ¿Rompemos la baraja?

Tina y Joan Baptista, músicos

Mientras escribo esta tontería, estoy escuchando sin parar -y alternativamente, claro- dos canciones a través de Youtube: “Proud Mary“, de Tina Turner, y “Clara“, de Joan Baptista Humet. La primera está viva, y coleando, pero el segundo, qué pena, ha muerto hace poco.

Me gustaría hablar de estos dos músicos hoy. Voy a empezar por Humet, que es al que menos conozco. Hoy he sabido que ha muerto, y me sabe mal no haberme enterado a tiempo, pero así son las enajenaciones mentales, te alteran mucho la agenda. En fin: A Humet lo recuerdo mucho, es cierto, pero también es verdad que hacía un montón de tiempo que no me acordaba de él. Me gustaba mucho en mi adolescencia -en la que en verdad yo adolecía de muchos y graves inconvenientes-, me parecía un hombre muy guapo (lo era), me gustaba mucho su voz, y me encantaba lo que decían sus canciones. Particularmente, recuerdo “Clara”. Me parecía un ejemplo de comprensión y empatía. Qué difícil era, en aquellos años 80, hacerse cargo de la debilidad de una persona enganchada por la droga, y de la horrible tortura que eso suponía. Me enternecía de verdad -ya os digo que era una tierna adolescente, pero, ¿acaso he dejado de serlo aún hoy?- que alguien trasmitiera la empatía que trasmitía él en esa canción, sin mostrar por ello ningún aire cursi, algo que era desgraciadamente habitual en los cantautores “no políticos” de la época, como Perales, Pablo Abraira y así. No, claro, no es Jacques Brel, nadie lo es ni lo ha sido, pero siempre me pareció un hombre notable.

Nunca entenderé bien por qué siento tanto la muerte de gente que nunca he tratado personalmente. No os creáis, es una jodienda. Con perdón.

La otra artista es Turner, Tina. El otro día me vi -me suena que por segunda vez, pero en esta ocasión en versión original- el biopic que cuenta sus muchas penas y escasas alegrías hasta que se divorció de Ike Turner, su descubridor, marido y torturador, “What’s Love Got To Do With It?” (”¿Qué tiene que ver el amor con esto?”). Tina lo dice todo en la introducción a la performance de “Proud Mary” que os he enlazado antes: “Right now I think you might like to hear something from us nice and easy… I’d like to do that for you, but there’s one thing, you see, we never ever do nothing nice and easy… We always do it nice, rough… We’re gonna take the beginning of this song and we’re gonna do it easy… But then we’re gonna do the finish… Rough, that’s the way we do!” (O sea: “Ahora supongo que queréis oír de nosotros algo agradable y facilón… Me gustaría hacerlo por vosotros, pero hay algo, sabéis… Siempre hacemos las cosas agradables, pero duras… Vamos a por el principio de la canción, y lo haremos fácil… Pero luego iremos a por el final… Duro, ¡así somos nosotros!”) En realidad, Tina habla de sí misma, tanto en esa magnífica, histórica, colosal introducción, como en la canción. Es una mujer dura, durísima, tremendamente fuerte. Tal y como aparenta, y cuenta, Tina es una mujer acostumbrada a la vida difícil, sabe como sobrellevar todo tipo de adversidades, cómo llevar una vida llena de inconvenientes y de castigos inmerecidos, y sin embargo -y esto es lo mejor- sabe cómo escapar de todo ello en cuanto tiene ocasión. Además, y en esto es todo un ejemplo de resistencia a la adversidad, Tina ha logrado salir del negro agujero en el que la tenía sumergida Ike, ¡y cómo! 

Con seguridad, gran parte de su mérito como resistente lo tenga su enorme, inmenso talento artístico. No hay más que prestarle algo de atención: Es una gran soulwoman. Ha nacido así. Le tengo una gran admiración, tanto por su obra musical como por su valentía personal. En lo que a mí concierne, es un modelo de persona. Alguien a quien seguir e imitar. Procuraré hacerlo, pero me sé y me confieso mucho más limitada que ella, en todos los aspectos.

Evidentemente por una dolencia aguda de egolatría, me gustaría que estos dos hubieran sabido lo importantes que han sido, y son, para mí.

Cuánto tiempo… Y cuántas cosas que contar

En efecto, ha pasado mucho tiempo desde que actualicé por última vez este blog. Parte de la culpa la ha tenido, no lo dudéis, mi nuevo juguete internáutico, el Facebook, que me divierte mucho y concentra todo mi tiempo libre, en sus dos modalidades: el que salpica aquí y allá de mis ratos ocupados, y el que me sobra a montones, cuando tengo el lujo de encontrarme en posición de descanso.

Posición que es precisamente la que me ocupa desde que regresé de Túnez… ¿Cuándo fue eso? A finales del mes de noviembre, eso es. Hasta que volví del país magrebí -el único de los tres del área que no conocía-, e incluso una semana más tarde, no he logrado zafarme del nivel de estrés al que había llegado mi psique, por circunstancias -laborales y en cierto modo también personales- que no vienen al caso, pero que me han dejado exhausta.

Y es que desde el mes de octubre he estado en un ay, en un no parar. Creo que ya puedo decir que, más o menos, estoy tranquila y todo anda sobre ruedas.

Ahora tengo un par de planes en la cabeza y una obligación -dulce y personal, no laboral- que cumplir.

El plan más inmediato es el viaje que estoy preparando, para pasar la Nochevieja en Dublín. Y algunos días más, claro. Me hace ilusión conocer Irlanda, espero que a Ángel también.

Me preparo también para volver al blog. Lo echaba de menos.

Río de lodo

Tengo una gran noticia de la que haceros partícipes: mi hermano José Luis (Martos) acaba de presentar su primera novela publicada (está escribiendo la cuarta). Se llama “Río de lodo“, y está ambientada en Buenos Aires (donde vivió el autor una temporada) y en Europa (continente que el autor conoce estupendamente). Es una novela negra muy bien escrita, en la que se desenmaraña una complicada historia, íntimamente relacionada con la “Solución final” que idearon los nazis alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Resulta interesante, entretenida e inteligente. Os la recomiendo en serio.

La ha publicado Ediciones Atlantis, y aunque tengo entendido que están teniendo algunas dificultades de distribución que se solucionarán enseguida, no me cabe duda de ello, sé que en la librería Miraguano de Madrid se puede conseguir un ejemplar. Os advertiré de cuándo podréis encontrarla en El Corte Inglés y la Casa del Libro.

Ésta es la portada: