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Nuestro futuro en sus manos

Lo veo y no lo creo. ZP anuncia que va a inyectar dinero a los bancos. ¡A los bancos! ¿Habéis leído bien? Sí, ¡¡a los ban-cos españoles!! Alarmante, increíble, hasta chiripitifláutico, como diría Reig, este Gobierno de inútiles -porque eso es lo que es, entre otras cosas- que regala nuestro dinero a los mismos que nos lo quitan por otra parte y todos los meses a casi todos los trabajadores, de una manera o de otra, o de varias al mismo tiempo.

¿En tan mala situación están los bancos españoles? ¿No era la mejor banca del mundo, y bla-bla-bla? Solbes ha afirmado hoy mismo que en efecto así es: El vicepresidente económico ha dicho que ”ninguna entidad financiera española está en situación de riesgo de quiebra o insolvencia como la que sufren las de otros países europeos, y añadió que no cree que “ninguna pueda llegar a verse en esa situación”. (…) El vicepresidente señaló que el sistema financiero español “dispone de una gran capacidad para prevenir y gestionar una situación de dificultad”, y aunque las entidades del país “no se encuentran en una situación comprometida”, el Gobierno ha decidido tomar medidas excepcionales para evitar llegar al momento “extremo” que están viviendo los bancos de otros países.” O sea, que no pasa nada de nada, que no va a pasar nada de nada, pero por si acaso pasase, antes que nada, le regalan dinero a los bancos.

Con qué excusa? Tendría gracia, si no fuera cabreante. Con ésta: ”Solbes advirtió en cualquier caso de que “de mantenerse el ritmo de crecimiento de activos dudosos”, en alusión a la morosidad, las entidades “tendrán un deterioro significativo en sus resultados”.”

Es, sigo diciendo, perfectamente alucinatorio que (1) la banca vaya bien, estupendamente; (2) no vaya a pasar casi seguro nada de nada (si quieres te lo miro, pero que no); y (3) si los pobres que no pueden permitirse pagar la cuotas que los atan de por vida a los bancos porque han pedido un crédito personal para ir tirando, o uno hipotecario para tener dónde meterse, dejan de hacerlo, la tragedia para este Gobierno de desvergonzados (que eso también lo son) es la de que la banca gane menos dinero que antes.

Todo lo cual impulsa a este Gobierno de tipejos (que también) a darles dinero a los banqueros para que no pierdan dinero por culpa de sus hipotecados, si es que algún día empiezan a perderlo, que eso aún está por ver.

Es, perdonad que insista, una situación electrizante, petrificadora. Me deja sin otra posibilidad de respuesta que el cabreo más incontrolable.

Para ponerle algo de buen humor al asunto, el PP dice que apoya estas medidas adoptadas por el Gobierno ”siempre que el dinero vaya a las familias”.  ¡Ja, ja! Impresionante. Sí, a las familias de los banqueros va a ir. Menuda oposición, llena de descerebrados y de golfos.

Es increíble, de verdad lo es. ¡En manos de quiénes estamos y de quiénes podríamos estar! Da miedo. Enfada. Y también da vergüenza ajena.

El síndrome del tirano

Ahora los psicólogos hablan del “síndrome del tirano” o “síndrome del emperador” para referirse a un cuadro psicopatológico que se da en algunos niños y adolescentes, y que se caracteriza por una conducta violenta, despótica y desconsiderada, la falta de conciencia y de empatía -y por tanto de sentimiento de culpa-, y una egolatría desmesurada. Esta manera de ser, aseguran los especialistas, completamente insoportable y esclavizadora, no tiene fácil conversión, porque el único impulso que dirige el comportamiento de estos pequeños “tiranos” es el interés propio, el satisfacer de manera inmediata todas las necesidades, reales o ficticias, que tengan en todo momento.

Los psicólogos y psiquiatras están, en su mayoría, convencidos de que la culpa de que se dé esta conducta anormal es de los padres de estos sociópatas, que carecen de la sensatez, la firmeza y los conocimientos necesarios para no dejarse dominar por sus hijos. En pocas palabras, algunos padres crean sin querer pequeños monstruos que se acaban convirtiendo en déspotas en su propio hogar y sometiendo la voluntad de sus progenitores. Muchos de esos niños tiránicos se convierten, pasados los años, en auténticos peligros sociales de mayor o menor peligro para su ambiente, pero en todo caso con poco o ningún remedio para atajar su comportamiento patológico.

Y es que la tiranía crea adicción: no encontraréis ni un solo caso de tirano o tirana déspota y cruel que renuncie gratuita y voluntariamente a los privilegios que ha obtenido gracias a la aplicación de la política del terror. Hay que apearlos a la fuerza; no hay más remedio.

En estos días en los que el Capital estadounidense, el más poderoso y por lo tanto el más dañino del mundo, sigue desvergonzadamente -sin remordimientos- la vía de la subvención para salir del bache en el que se encuentra, nuestro tirano local también hace de las suyas. El Capital español, en esta ocasión por boca de uno de sus portavoces, Gerardo Díaz Ferrán (presidente de la CEOE), ha declarado -one more time- que hay que intentar eso de abaratar aún más los despidos.

El asunto, bien mirado, no es más que un delirio propio de quien se sabe mimado y consentido. Si no, ¿a quién en sus cabales se le ocurriría pedir facilidades para poner en la rúa a más gente, más rápido, en estos tiempos en los que cada vez está todo más caro y aún vamos a ir a peor? ¿Es que Díaz Ferrán cree que los trabajadores no nos enteramos de esas declaraciones, o es que en serio cree que nos van a parecer bien o nos van a dar igual?

Este cerebro empresarial cree que tiene derecho a venir pidiendo más caprichos, porque para eso es quien es.

No, señor, no tiene ningún derecho a lloriquear porque va a ganar menos dinero que el año pasado. Y menos aún, a solicitar que carguen con su culpa los productores, que no han hecho nada por merecerlo, y que encima están en una situación verdaderamente difícil por culpa de sus patronos.

Y aún dicen soplagaitas como un tal Pablo Casado de las Juventudes Peperianas madrileñas que no hay ningún motivo que justifique ser de izquierdas en los tiempos que corren. Bueno, en realidad ha dicho algo mucho más gilipollas, pero me da corte repetirlo. Leedlo aquí.

En fin, que los empresarios españoles y sus secuaces padecen el síndrome del tirano, y el resto somos víctimas de sus desmanes, y al mismo tiempo somos también los culpables de que sean así. Les hemos permitido absolutamente de todo durante demasiadas décadas.

Me pregunto si no será ya demasiado tarde para reconvertirlos en seres útiles para la sociedad.

Nada de ayudas estatales, a menos que sí

Ahora que parece que por fin se han calmado los aires golpistas en Bolivia, al menos de momento, la atención del informando se centra en la increíble ayuda económica que han recibido algunas entidades financieras estadounidenses por parte del Gobierno de su país, y también algunas europeas, por parte del Banco Central Europeo. Se trata de “tapar agujeritos”, los que han provocado el mal negocio de las hipotecas basura, con ¡cientos de millardos de dólares! Todo ese capital, del que muchos ni siquiera podemos hacernos idea de su dimensión, se ha regalado o se regalará próximamente a ciertas empresas que han hecho mal su trabajo, el de ganar muchísimo dinero constantemente a cambio de socavar gravemente el derecho a una vida digna de millones de personas.

La indignación es, pues, doble. Por un lado, hay estados que permiten que las entidades bancarias otorguen hipotecas a personas que se sabe que en algún momento van a dejar de pagar los plazos del préstamo, porque no tienen posibles. En ese momento, los bancos se quedan con los pisos. Sobreviene entonces la desgracia a gran escala: ¿Porque -diréis- se da el caso de que muchas familias se quedan en la rúa y en la indigencia? Pues no. La tragedia es que las pobrecitas “entidades financieras” no saben qué hacer con los pisos, y claro, pierden dinero.

Y ahí viene la segunda parte: ¿A quiénes ayudan los estados en esa crítica situación? ¿A los pobres, a los marginados, a los sin techo, a los que han trabajado muchos años para pagar con esfuerzo los plazos de una hipoteca para tener donde refugiarse, y sin más ni más se quedan con una mano delante y otra detrás? ¿O a los culpables de todo eso?

Parece que a los Gobiernos neocons y a sus contubernios bancarios la elección no les ha resultado difícil: el dinero de los contribuyentes -o sea, de los trabajadores- va a ir a parar a los depredadores. Sus víctimas seguirán igual, tal vez y como mucho puedan tomar algo en los comedores sociales si las cosas van muy mal dadas. Acaso los permitan meterse en un albergue las noches particularmente frías.

Lo más curioso de todo esto es que los neocons, los liberales, los banqueros y el Capital en general, llevan mucho tiempo explicando que el mercado se regula solito, que la libertad de mercado es inviolable y que había que desterrar por inútiles y acaso por inmorales las ayudas estatales.

Qué rostro, oigan.

La salud no es un negocio

Ayer tuve que volver a un centro sanitario. En esta ocasión, para someterme a una prueba que debería ser rutinaria para mí -anual-, pero que me resulta tan incómoda, tan molesta, que la he convertido en algo absolutamente excepcional, para desquicie de los especialistas. Como por lo visto esa prueba no la hacen en mi barrio, tuve que desplazarme a este otro, el de Argüelles, uno de los más entretenidos de Madrid.

A la aflicción habitual que me provoca ir a que me hagan pruebas médicas (aunque los médicos y enfermeros son encantadores), esta vez se ha unido una profunda preocupación por los planes ya conocidos de Especulanza Aguirre y sus secuaces para acabar con la Sanidad pública en la comunidad de Madrid, y convertir la asistencia sanitaria en un negocio puro y duro en manos de cualquier desaprensivo con ansias de obtener una buena oportunidad de enriquecerse, o de enriquecerse más aún, a consta de dejar de respetar el derecho inalienable de todos los que vivimos en España a ser atendidos médicamente.

En este centro sanitario de Argüelles los trabajadores están particularmente concienciados con el peligro que supone la privatización de la Sanidad pública. Por doquier hay pancartas, pasquines, artículos y carteles en defensa de la atención sanitaria pública y de calidad, en todas las comunidades autónomas que corren el riesgo de la rapiña de los servicios públicos, que por cierto son prácticamente todas, aunque en algunas la situación esté peor que en otras. Me refiero particularmente a los feudos ultras de Madrid y de Valencia.

Lo cierto es que, como es obvio, este malvado plan para desprotegernos de la asistencia sanitaria pública y de calidad, nos afecta a todos, no sólo a los trabajadores sanitarios.

La Coordinadora Anti-Privatización de la Sanidad Pública en Madrid (ésta es su web) nos convoca a todos los que estemos por aquí a dos concentraciones el día 23 de septiembre frente al hotel Wellington. Os pego el texto de la convocatoria:

“El 23 de septiembre, el PP (Consejería de Sanidad) presenta ante los empresarios el PLAN DE INFRAESTRUCTURAS SANITARIAS 2007-2011 (nuevo modelo de construcción, financiación y mantenimiento), bajo el lema:

CONOZCA LAS PECULIARIDADES DEL NUEVO PLIEGO DE CONDICIONES ADMINISTRATIVAS PARTICULARES DEL NUEVO PLAN Y APROVECHE LAS OPORTUNIDADES DE NEGOCIO PARA SU EMPRESA”

La coordinadora nos convoca a las 9 de la mañana (cuando lleguen los políticos y los empresarios) y a las 18.30 (cuando salgan). Se trata de una amenaza muy seria, pensad en que vuestras vidas o las de las personas que queréis pueden depender de este plan privatizador. Pensad que vuestra calidad de vida y vuestra felicidad pueden estar en juego en cualquier momento.

No podemos permitir que estos buitres hagan negocio con nuestra salud: ¡Fuera las empresas de la sanidad!

Crónicas de la crisis

Javier Gómez-Navarro, presidente de las Cámaras de Comercio españolas y ex ministro con González, hizo el otro día algunas críticas a lo que el Gobierno hace y deja de hacer para hacer frente -o no- a la crisis que nos toca. Aunque él trabaja para el lado oscuro, y por tanto todas sus sugerencias están dirigidas a salvar los trastos de los patronos (perjudicando a los productores, es la lucha de clases), me gustó una cosa que dijo y que nos vale a todos. Gómez-Navarro está seguro de que uno de los graves problemas con esta crisis es el miedo que se ha despertado entre la población: “psicosis de crisis”, dice él que han creado el PP y el PSOE, los del primero exagerando y tratando de asustar a la gente en beneficio propio, y los del segundo negando la importancia de la situación. Tiene razón Gómez-Navarro, hay malas expectativas por doquier, y desde luego los dos grandes partidos políticos españoles han quedado en evidencia anteponiendo sus intereses a los generales.

La “psicosis”, que no tiene nada que ver con una grave enfermedad mental ni con una película de Hitchcock, en mi caso es más bien temor bien fundado a que en algún momento las sugerencias/exigencias de Pedro Solbes, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, el PP y los representantes del Capital, se transformen en medidas efectivas como la rebaja del salario de los trabajadores, que es lo que todos están pidiendo estos días, entre otras cosas.

El otro día Zapatero y Rajoy hicieron sendos mítines fuera de temporada, sin reparar en gastos (parece que sí hay dinero para estas cosas, aunque estemos en crisis), para venderse cada uno como el mejor de los “gestores” en estos tiempos críticos. Ni ellos ni sus colaboradores cercanos valen una patata, pero eso ellos no lo deben de saber. La cuestión es que ZP dijo una frase enigmática: “mantendremos el gasto social”.

Qué bonito suena, “el gasto social”, como si estuviéramos en Suecia.

¿Qué quiere decir eso? Ni idea. ¿Se refiere a la Sanidad pública? No, eso está en manos de las comunidades autónomas, en mi caso de la desaprensiva y desalmada Esperanza Aguirre. ¿A la educación? Tampoco, el mismo caso. ¿Hablará de las pensiones? Puede ser, a lo mejor promete que no va a quitar las pensiones a los ex trabajadores. Hombre, hasta ahí podíamos llegar. ¿Se referirá al subsidio de desempleo? Que se atreva a retirarlo. ¿Habla de los cheques bebé? De verdad, no tengo ni idea.

Mi esperanza es que se refiera a que no va a recortarnos el sueldo, pero como Zetapero no lo ha dicho, y el PSOE no es de fiar, lo cierto es que es una esperanza muy pequeña.

La conclusión es que estos políticos de tres al cuarto, que se dan tantos aires reuniéndose en La Moncloa y luego concediéndonos sus palabras en rueda de prensa (¡qué en serio se toman a sí mismos estos mentecatos!), son auténticos peligros públicos para la mayor parte de los que vivimos en España.

Ya verás qué meses nos esperan. Habrá que estar alertas, porque estos bichos nos hacen una reforma laboral en cuanto nos descuidamos.

Por cierto, ¿alguien sabe dónde están Pin y Pon, Fidalgo y Méndez? Desaparecidos en combate.

Presunto rapapolvo, o más de lo mismo

Miguel Ángel Fernández Ordónez, el gobernador del Banco de España, declaró ayer en un acto organizado por la Cámara de Comercio Estadounidense en España que en el último año “los beneficios empresariales han presionado más sobre la inflación que los salarios”.

¿Habéis leído bien? Sí, habéis leído bien.

Tal vez supongáis que Fernández Ordóñez extrajo alguna conclusión de lo dicho, y que como suele, aconsejó en ese sentido a los empresarios españoles: moderen los beneficios empresariales, por favor, ya ven a qué inflación nos está llevando su infinita sed de ganancias.

Pues no.

Tienen la culpa ellos, pero lo pagamos nosotros. Lo que se le ocurre al gobernador del Banco de España es pedir, también a los empresarios, que “moderen los salarios” de los trabajadores, incluso que eliminen la cláusula de revisión salarial de los convenios colectivos. Coño, como si hiciera falta pedírselo.

¡En manos de qué gentuza estamos, hermanos! ¿Y cómo es que tragamos con este atropello tan descarado? Tal vez porque se nos ocultan las informaciones, o se manipulan para convertirlas en otra cosa completamente distinta.

Veréis. Es curioso, pero en “Público” opinan que Fernández Ordóñez echó ”un rapapolvo a las empresas”. Fijaos en la portada de hoy, toda en colorado. “Público” es el único medio que habla hoy de que el Banco de España también pidió a través de su gobernador, al tiempo que bajada salarial, moderación en los beneficios empresariales. Sin embargo, en el ABC no dicen nada de eso, ni en El Mundo, ni en El País, ni en El Periódico, ni en Expansión, ni en La Nueva España (que trae un amplísimo artículo al respecto), ni aquí, ni en ningún sitio que haya visitado esta mañana.

Yo no estuve ayer en el acto en el que Miguel Ángel Fernández Ordóñez pudo haberle echado un rapapolvo a las empresas españolas, pero conociendo el percal, y comprobando que ningún otro medio se hace eco de que el gobernador del Banco de España pidió a las empresas españolas que se moderen en la obtención de beneficios, y dándome cuenta de que esto último habría supuesto una noticia destacable, cabe preguntarse por qué Público saca la portada que saca hoy.

Pensad lo que queráis, pero a mí me suena mal, y no me gusta.

No hay más preguntas, señoría

Esto se llama ser “buenos amigos” (aparecido en el diario “Público” el 9 de julio de 2008):

Al leer el texto del anuncio: “DRAGADOS y TECSA han ejecutado para el Ministerio de Fomento (…)”, parece que lo han hecho gratis, y que el Ministerio de Fomento es un ente independiente. Lo cierto es que el Gobierno (o sea, todos nosotros) ha pagado, o pagará, a estas constructoras 77,1 millones de euros por esta obra, como podéis comprobar en este enlace.

¿Cómo es posible que el Gobierno tolere que estas dos constructoras presuman de hacer algo con lo que han ganado mucho dinero, y que no es ningún mérito para ellas? Si el mérito existe, y si es de alguien, ¿cómo es que no se lo arroga el Gobierno simplemente, sin hacer favores a esas empresas detestables?

No hay más preguntas, señoría.

Y, ¿contra quiénes se han unido?

A estas alturas es evidente que la Unión Europea es un contubernio que han creado las elites económica y política europeas para protegerse de todo lo que les supone alguna amenaza, molestia o incomodidad. La tragedia es que son cosas como los derechos de los trabajadores autóctonos e inmigrantes o la sanidad y la educación públicas y de calidad, las que suponen un problema para la insaciable sed de beneficios del poder en general, del europeo también.

Ha llegado un momento en el que los que no pertenecemos al poder, o sea casi todos los que vivimos en Europa, tenemos que estar siempre al tanto para intentar evitar que se implanten políticas neoliberales como la llamada “directiva Bolkestein” de liberación del sector servicios en la UE, que entre otras cosas proponía que a los trabajadores se los contratara en cualquier país de la Unión con las condiciones que tendrían en su país de origen. De este modo, un fontanero polaco cobraría mucho menos que un fontanero francés, trabajando para la misma empresa parisina. Un auténtico atropello a los derechos de los trabajadores. La elite de la UE se ha encontrado con una oposición frontal de algunos eurodiputados de izquierdas y de ciertos movimientos sociales en algunos países europeos, debido a algo que aquélla detesta: la publicidad que la oposición popular hace de sus desmanes, y que se ha intentado evitar -y aún se evita- llevando la directiva del Consejo de Ministros europeo al Europarlamento, y de ahí a la Comisión Europea, y vuelta a empezar. Aunque el principio del “país de origen” fue eliminado en uno de los tramos de la larguísima tramitación de esta directiva, aún hay intención de que la liberación de ciertos sectores fundamentales en la economía de países como España siga adelante. Si se aprueba, a partir de 2009 la carrera salarial a la baja -en estos sectores de momento- va a llevar a muchas familias prácticamente a la indigencia, como primer efecto.

Muchas de las veces que no han tenido más remedio que pedir opinión a los votantes europeos se han llevado un buen chasco, y es que no es para menos: todo lo que se les ocurre a estos desalmados son barbaridades que pretenden reducir nuestros derechos en favor de sus beneficios económicos. Que si 65 horas de trabajo semanales, que si los derechos fundamentales de las personas se deben supeditar al derecho comunitario, que hay que privatizarlo todo, etc.

Además la política exterior de la UE, para defender su fortaleza, vomita monstruosidades como la llamada muy apropiadamente “directiva de la vergüenza”, para detener, encarcelar y expulsar a las personas inmigrantes sin toparse con problemas legales.

¿Unión Europea? “Unión del Poder Europeo contra el resto del mundo”, por favor, que no todos somos idiotas.

El ladrillo, one more time

De nuevo es noticia el presunto descubrimiento de una gran red de corrupción inmobiliaria en España. En esta ocasión, uno de los imputados es el alcalde pepero de Torre Pacheco, Daniel García Madrid, que además es presidente y ex director financiero de la promotora inmobiliaria Polaris World. Esta inmobiliaria es la responsable de la construcción de miles de apartamentos y chalés adosados cerca de la costa mediterránea, así como de algunos campos de golf, un atentado al medio ambiente murciano perfectamente prescindible y ahora parece que además, ilegal.

Polaris World se hizo famoso en toda España hace unos meses, cuando iniciaron una campaña publicitaria a gran escala basada en que ellos vendían casas “a precios razonables”. Sus anuncios fueron tan nombrados que en el programa de Buenafuente lo utilizaron como base para una coña sobre el caos de las infraestructuras en Cataluña.

Aunque no niego que algo de regocijo sí me dan estas noticias -odio a las promotoras inmobiliarias-, pesa más en mi ánimo la preocupación que me producen. Me aterroriza pensar en todo el mal que han hecho en España los constructores, una clase social por sí mismos, gentes enriquecidas a base de no tener principios, carecer de conciencia y hacer de la maldad su modo de vida. Además, no se me escapa que estos cerdos arrastrarán en su caída a miles de inocentes que se ganan la vida trabajando para ellos, y claro, eso me preocupa también.

Nunca se debería haber permitido este reino de la barbarie. A estas alturas, acabar con el problema de las inmobiliarias va a dejar muchos muertos en las cunetas. Ya veremos qué hace el Gobierno.