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January 11th, 2008 — Antiguo portal
El colectivo de los conductores de autobuses urbanos de la EMT madrileña es ciertamente peculiar, probablemente no más que cualquier otra agrupación de profesionales del mismo ramo en otras partes del mundo, pero en todo caso digna de estudio. No es algo nuevo: los autobuseros de Buenos Aires (allà llamados “colectiveros”) merecieron en su dÃa la ilustre atención de “Les Luthiers“, que compusieron la genial “Candonga de los colectiveros” en su honor y descripción. Es una canción descacharrante -como ocurre siempre que estos músicos geniales están por medio-, en la que todos los que la oyen se reconocen enseguida como vÃctimas de, por ejemplo, lo que se narra en esta estrofa:
Semos lo colectiveros que cumplimos nuestro deber:
corro siempre nunca aflojo, con coraje y con valor
si el semáforo esta en rojo acelero sin temor
pero no me olvido el freno, yendo a gran velocidad
con el colectivo lleno, qué porrazo de verdad.
Los autobuseros madrileños, en general, cumplen con la norma básica: nunca tienen cambio, tratan el autobús como si fuera suyo -de su propiedad-, suben y bajan la calefacción y el aire acondicionado a su antojo, están siempre dispuestos a pelear con el pasaje, les gusta jalear a los pasajeros para que se muevan a su antojo (”¡a ver, cuidado con la puerta, pasen al fondo!”), y no tienen en cuenta que los acelerones y los frenazos son ciertamente perjudiciales para los sufridos viajeros. Hasta aquÃ, digamos, nada espectacular.
Es otro el motivo que me obliga a llamar la atención sobre estos profesionales del volante: no sé si legal, alegal o ilegalmente, muchos de los conductores de las lÃneas que frecuento (la 21 y la 53) llevan puesta la radio mientras hacen sus rutas, lo cual obliga al pasaje a escuchar lo que el conductor quiere. Por lo general yo, que no soy demasiado quisquillosa, no me molesto por ello. A veces incluso suena buena música (esta mañana sin ir más lejos, el “Hotel California” de The Eagles), lo cual incluso me alivia el trance de viajar apelotonada con extraños.
Peor fue ayer: un conductor de uno de los autobuses de la lÃnea 21 llevaba puesta ¡¡la COPE!!, a un volumen francamente molesto por lo elevado. Qué de gritos, qué de crispación, qué de violencia verbal salÃan por ese aparato del demonio. No di crédito a lo que estaba escuchando. “Este tÃo”, pensé, “nos está obligando a todos a escuchar fascistadas porque a él le da la gana”.
“DeberÃa poner una queja en la EMT”, pensé también. Enseguida me di cuenta de que no iba a servir para nada. “Si Espe se entera de que un conductor madrileño hace propaganda fascista, le pone una medalla.”
Qué ciudad ésta.
January 9th, 2008 — Antiguo portal
Hace más de tres años escribà un artÃculo sobre la tortura en España. Como no creo tener más que añadir a lo que escribà entonces, copio y pego sin más:
“Sé bien que hay gente de buena fe que se resiste a creer que en España se cometen actos de tortura, malos tratos, abusos, asesinatos y violaciones, por parte de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. O al menos, aún reconociendo como altamente probable que de vez en cuando “se les vaya la mano†a los policÃas o guardias civiles que interrogan a los detenidos, muchos no creen que la utilización de tales prácticas abominables sea habitual en las cárceles y los calabozos de este paÃs. Yo misma, no he acabado de convencerme hasta qué punto el trato torturador, vejatorio y humillante es práctica sistemática que se aplica a los sospechosos, hasta hace poco, por razones que no vienen al caso y a raÃz de las cuales me he empapado de testimonios de personas que denuncian haber sido vÃctimas de torturas. Ciertas ONGs locales, cuyo nombre no me ha sido posible averiguar, pero que se citan como fuente de información en los informes del Comité de las Naciones Unidas contra la Tortura (CAT), aseguran que el sistema español está diseñado para asegurar la impunidad de los torturadores. Yo también lo creo.
España suscribió voluntariamente en 1987 la Convención de las Naciones Unidas Contra la Tortura: desde ese momento sus gobiernos están obligados a su cumplimiento y a procurar, en la medida de lo posible, que los tratos torturadores, inhumanos o degradantes, no se produzcan en otros lugares. Por tal motivo debe presentar informes periódicos ante el Comité Contra la Tortura, el último de los cuales fue examinado en sesión plenaria en noviembre de 2002. Dicho Comité, en la reunión mencionada, informa a los representantes del Gobierno español de que a su tribunal seguÃan llegando, en cantidades alarmantes, informes (en ciertos casos aportados por la Oficina del Defensor del Pueblo) sobre torturas y malos tratos infligidos por razones racistas o xenófobas, asà como sobre trato cruel, inhumano o degradante, dispensado a personas cuya expulsión de España habÃa sido ya ordenada. Asimismo, el Comité habÃa tenido noticia de que se habÃa extraditado a otros paÃses a cierto número de personas, sin asegurarse, como obliga el artÃculo 3 de la Convención Contra la Tortura, de que el individuo extraditado no serÃa ejecutado o sometido a un castigo que pusiera en peligro su integridad fÃsica, o fuera sometido a tratamiento inhumano o degradante. En el caso de mujeres embarazadas, aunque está regulada la prohibición de repatriar a mujeres que solicitan asilo en tal estado si hay riesgo para el niño o la madre, se informó del caso de algunas que fueron repatriadas a Nigeria, su paÃs de origen, donde podÃan ser acusadas de adulterio, delito en ocasiones castigado con la lapidación. Se informó también en tal reunión del caso de una mujer peruana violada durante su estancia en dependencias policiales, cuyo violador habÃa sido absuelto, aún cuando el juez que entendÃa en el caso concluyó claramente en la sentencia que tal delito habÃa tenido lugar en efecto. Ser extranjero, tener la piel oscura o los rasgos no caucásicos, es uno de los principales motivos que provocan el uso del trato torturador, degradante y cruel. El otro motivo, que también preocupa al CAT, es ser detenido bajo la presunción de pertenecer a una banda terrorista (ETA, sobre todo) o de colaborar con ella.
Cientos de denuncias de torturas se formulan cada año, provenientes de ciudadanos detenidos bajo la sospecha de estos cargos. Viendo sus testimonios, muchos de los cuales he leÃdo apretando los dientes, he podido darme cuenta de que el proceso de interrogatorio al que son sometidos tras la detención (casi siempre de noche), registro de sus domicilios, y posterior traslado a las dependencias policiales o judiciales, sigue unas pautas bien determinadas. El trato cruel, degradante, vejatorio, ofensivo y humillante viene descrito en todos los casos. Con variaciones, que dependen más del cuerpo represor de que se trate (PolicÃa Nacional, Guardia Civil o PolicÃa Autonómica Vasca) que de la gravedad de los delitos imputados, el leit motiv se compone de insultos diversos; amenazar con hacer daño al detenido y a familiares, cónyuges o amigos del mismo; vendarles los ojos (práctica que el CAT recomienda que sea estrictamente prohibida); mantenerlos desnudos durante las sesiones de interrogatorio; obligarlos a que de viva voz renuncien a sus convicciones ideológicas; abusos sexuales en grado de insinuaciones o tocamientos más o menos graves; etc. Es importante consignar que con la legislación actual los detenidos pueden estar en grado de incomunicación hasta trece dÃas, lo que es en sà una tortura. Las convenciones internacionales al respecto no entienden otra cosa cuando un detenido permanece incomunicado más de 72 horas, lo que se considera el máximo tolerable. Durante el perÃodo que dura la incomunicación, el detenido no tiene derecho a dar noticia a su familia sobre su paradero, y lo que es más importante (y favorece la posibilidad de que haya casos de tortura), no tiene derecho tampoco a entrevistarse con un abogado o un médico de su confianza. Será atendido por un abogado de oficio -que no estará presente durante el interrogatorio y guardará silencio durante la declaración-, y por un médico forense. Casi todos los testimonios hablan de las interminables horas que los afectados pasaron “estudiando de memoria†la declaración que posteriormente deben firmar y ratificar ante el juez. Pocos hacen esto último: la mayorÃa insiste en que la declaración es inválida porque ha sido obtenida mediante tortura y coacciones.
En muchos y desgraciados casos, el maltrato pasa a mayores. Muchos de los incomunicados han declarado ser vÃctimas de torturas como “la bolsa†(semi-ahogamiento a base de colocar una bolsa de plástico en la cabeza), golpes con palos cubiertos de gomaespuma o cinta aislante (muchas veces mientras el detenido permanece atado de brazos y piernas a una silla), descargas eléctricas de mediana intensidad, ser sometidos a ejercicio fÃsico hasta el agotamiento o la pérdida de la consciencia, o ser obligados a permanecer toda la noche de pie o en cuclillas. Como puede entenderse, estas técnicas persiguen evitar las marcas externas. En ocasiones, al “profesional†torturador se le va la mano, y destroza el cuerpo de un detenido (como en el caso de Unai Romano), o incluso lo asesina (como ocurrió con Gurutze Iantzi). Pero no es lo habitual: en general, es difÃcil demostrar que se ha sido vÃctima de torturas. El Gobierno español niega rotundamente que estas prácticas tengan lugar, más que -quizá- en algunos casos muy concretos. Como el de catorce policÃas condenados por torturadores, cuya sentencia por cierto fue reducida en dos tercios en 2001, sin que aún se sepa cuál fue la razón moral que justificó aquel perdón tan generoso.
AmnistÃa Internacional lleva años recomendando al Gobierno de España que ilegalice la incomunicación de los presos, como medida para evitar la ocurrencia de tortura y malos tratos. Lejos de hacer tal cosa, se ha ampliado recientemente la posibilidad de incomunicación de los detenidos. Los representantes españoles ante la ONU argumentan en defensa de las leyes españolas que la prolongación de la incomunicación de tres dÃas a cinco, regulada en la Ley de Enjuiciamiento Criminal, es una medida excepcional que tiene que ser solicitada mediante petición justificada, y concedida por el juez que entienda en el arresto del mismo justificado modo. Sin embargo, en la práctica, y tal como certifica el informe de AI de marzo de 2003 sobre el Proyecto de Reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, tal medida se ha convertido en poco menos que una rutina para los jueces, cuando se trata de delitos relacionados con el terrorismo. Dicha organización ha recomendado también en numerosas ocasiones la grabación en vÃdeo de los interrogatorios (medida que además evitarÃa que se formulasen falsas acusaciones a las policÃas o la Guardia Civil). El Gobierno, además de hacer caso omiso de tales peticiones, no responde satisfactoriamente a la continua petición de información que le hace el Comité Contra la Tortura, cuyo presidente terminó la reunión de noviembre de 2002 con la expresión de su estupefacción ante la enorme cantidad de denuncias registradas y su incredulidad acerca de la posibilidad de que España fuese, de todo Occidente, el paÃs en el que se tiene noticia del mayor número de casos de tortura.
En España se tortura impunemente. Las Autoridades lo saben, lo consienten, y dejadme que haga hipótesis, lo alientan como manera efectiva de obtener información en los casos de presunción de delitos de terrorismo. Cuando Martxelo Otamendi, director del clausurado periódico “Euskaldunon Egunkaria†denunció que habÃa sido vÃctima de torturas y malos tratos durante los cinco dÃas que permaneció incomunicado, como también hicieron los otros detenidos por la misma causa (sospecha de colaboración con banda armada), el Ministro del Interior español, Ãngel Acebes, declaró que habÃa dado instrucciones a los servicios jurÃdicos de su departamento para que interpusieran “todas las acciones legales, denuncias o querellas†contra quienes habÃan formulado acusaciones de torturas a los detenidos. Irene Khan, Secretaria General de AmnistÃa Internacional, dirigió entonces una carta al Ministro con relación a dichas declaraciones, en la que exponÃa que su organización consideraba un acto de irresponsabilidad por parte del Gobierno español negar categóricamente la existencia de tortura y malos tratos durante la detención en régimen de incomunicación y aún más, amenazar con acciones legales a aquellos que hagan “falsas†acusaciones, antes de haber investigado exhaustivamente cada caso.
El Poder Judicial también tiene su parte de responsabilidad. No me parece mal que Garzón se ocupe en perseguir a asesinos y torturadores latinoamericanos, pero este afán justiciero allende los mares se corresponde mal con el caso omiso que ha venido haciendo el mismo magistrado a los centenares de denuncias por tortura que han llegado a su juzgado.
Los ciudadanos españoles tenemos la obligación de exigir a los Poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial, que hagan todos los esfuerzos por erradicar este tipo de conductas torturadoras, crueles y vejatorias. Hay cosas que podemos hacer. La ONG Grupo Contra la Tortura en Euskal Herria lleva años haciendo lo que puede por luchar contra esta infame práctica. Podéis firmar vuestra conformidad con un informe elaborado por esta organización en http://www.stoptortura.com/9puntuakC.php.
Aunque siempre seremos minorÃa los que no demos nuestro consentimiento a esta brutalidad. La barbarie se ha instalado en el sistema. Desde los tiempos de la Inquisición (y seguramente antes), no ha habido un solo momento histórico en este paÃs en el que no se torturase más o menos habitualmente.
Me temo mucho que, en España, la tortura sà es cultura.”
January 4th, 2008 — Antiguo portal, viajes
Todo lo que se puede escribir sobre ParÃs está escrito ya, pero no en este humilde rincón del ciberespacio, asà que no creo que cometa imprudencia alguna si dejo escritos algunos comentarios de mi cosecha sobre nuestros apasionantes y apasionados dÃas parisinos, recientÃsimamente terminados (por desgracia).
La otra vez que visité la ciudad, durante la ola de calor que asoló Francia y el resto de Europa hace cinco años, apenas tuve tiempo de darme cuenta de cuánta es la importancia de esta magnÃfica urbe, de cómo la caracterizan su delicada elegancia y su apabullante monumentalidad. En este viaje he podido acercarme más a ParÃs, me he podido meter más en sus rincones, y aunque no hemos abandonado los grandes bulevares ni los amplios jardines, también hemos conocido otros mil parises, en Montmartre, la Isla de San Luis, Les Halles, el Marais, el Barrio Latino, Saint-Germain-des-Prés y Montparnasse. Y todos ellos son interesantes, agradables, entretenidos, admirables, cada uno a su modo y con sus caracterÃsticas propias. En efecto, ParÃs no es un solo ParÃs, sino mil ciudades dentro de ParÃs. Ciudad deliciosa, indiscutiblemente atractiva, uno de los ejes sobre los que gira el mundo, cuando tiene un buen dÃa.
No es posible siquiera explicaros todo lo que me ha conmovido, divertido, enseñado y entretenido en este viaje, asà que me conformaré con ilustraros mediante fotografÃas caseras algunos comentarios que me parecen oportunos.
Comenzaré por estas dos panorámicas de ParÃs: la primera está tomada desde Montmartre, a los pies de la iglesia del Sagrado Corazón (el Sacré Coeur). La segunda la tomé desde el piso 56 de la Tour Montparnasse. En ambas se puede apreciar fácilmente el respetable tamaño de la ciudad (sin contar banlieues, barriadas de extrarradio).


A pesar de que son dos fotografÃas y dos vistas bien distintas, tanto por la perspectiva como por el clima que hacÃa cuando fueron tomadas, hay algo que tienen en común: el hecho mismo de hacer estas fotos evita que el espectador tenga que ver dos de los atentados urbanÃsticos más desagradables y desastrosos que ha sufrido ParÃs a lo largo de su historia. Me refiero en primer lugar a la horrible iglesia del Sacré Coeur (descrita por Zola como “une masse crayeuse, écrasante, dominant le Paris d’où est partie la Révolution“, “una masa calcárea, aplastante, que domina el ParÃs del que partió la Revolución”), edificada por la jerarquÃa católica para vengarse de la afrenta que supuso para la Iglesia la Comuna de ParÃs, que en efecto nació en el barrio de Montmartre. La otra porquerÃa es la propia Torre Montparnasse, un verdadero atentado contra el buen gusto, una inexplicable desmesura urbanÃstica.
Vuelvo brevemente a Montmartre para aconsejaros encendidamente la visita a este antiguo pueblo de las afueras de ParÃs, en el que si os alejáis debidamente de Pigalle y de la place du Tertre encontraréis algunas preciosas villas que parecen sacadas de cualquier pueblo francés, e incluso los restos de lo que fue uno de los mejores viñedos de la provincia:


En Montparnasse podéis daros una vuelta por su cementerio, un mar de tranquilidad en medio de la ciudad en el que están enterrados algunos hombres y mujeres notables, como Samuel Beckett, Simone de Beauvoir, Jean-Paul Sartre y Charles Baudelaire. En la tumba de este poeta vivimos una anécdota genuinamente parisina: como podéis apreciar en esta foto que hice de su última morada, el escritor comparte tumba con algunos familiares, concretamente con su madre Caroline y el segundo esposo de ésta, M. Jacques Aupick.
       
El tal Aupick fue eso que se llama un señor importante: general de división, senador, antiguo embajador en Constantinopla y Madrid, miembro del Consejo General de Defensa del Norte, Gran Oficial de la Orden Imperial de la Legión y portador de diversas distinciones y medallas. Seguro que supuso todo un partido para la buena de Caroline, pero ¿no estará el general revolviéndose en su tumba al tener que compartir el sueño eterno con un poeta, un melenudo que para más inri no es hijo suyo? Ãngel y yo, muy divertidos al darnos cuenta de la desgracia del militar, recordamos aquella canción de Brassens, “Philistins”, en la que el de Sète se rÃe de esos hombres de bien, gentes serias y de orden, que engendran “enfants non voulus qui deviennent chevelus poètes…”, hijos no deseados que se convierten en melenudos poetas. El general y el melenudo, unidos para siempre… Ah, la Parca, qué peculiar sentido del humor tiene.
Precisamente, la Muerte se ha dado sus buenos paseos por ParÃs en el siglo XX. Los años nazis acabaron con la vida de muchos resistentes y de muchos judÃos, niños, jóvenes y viejos. En el antiguo barrio judÃo (hoy de nuevo ocupado como antaño por la comunidad hebrea inmigrante) una gran colección de tétricas placas nos hace entender cuánto fue el terror que allà se vivió durante los años de persecuciones fascistas. A la memoria de los desaparecidos, Rosette, Hersz, Esther, Henri, Paulette, Rywka, Yvette, Louis…



Cerca de estas placas se encuentra la que probablemente sea la mejor plaza de ParÃs: se trata de la Plaza de los Vosgos (llamada asà en honor a la primera provincia que pagó sus impuestos tras la Gran Revolución), que fue creada durante el reinado de Luis XIII, y que supone un bellÃsimo ejemplo de arquitectura perfectamente proporcionada y delicadamente equilibrada. Ésta es una de sus dos entradas:
      
Por supuesto que en el Barrio Latino (el famoso “Quartier Latin”, llamado asà por la abundancia de latinistas que lo habitaban en otros tiempos) encontraréis algún sitio para tomar una copa, pero no creáis que es tan fácil. Hoy en dÃa casi todos los locales son restaurantes de comida rápida y más o menos económica. Si lo encontráis, os recomiendo la visita al bar de copas “La Guillotine”, dentro del cual tendréis la oportunidad de tomar una cerveza a los pies de una guillotina auténtica:
         
Para tomar copas, nos pareció indiscutiblemente mejor el barrio de Saint-Germain-des-Prés, elegante y divertido. Ãngel me invitó a un exquisito restaurante, con la elegancia justa (sin finuras innecesarias), que él habÃa conocido años atrás, en uno de sus habituales viajes de trabajo a la capital francesa. Se trata de “Le Petit Zinc“, que os recomiendo encendidamente si estáis en ParÃs y tenéis algo que celebrar. Pedid su sopa de pescado: es una delicia. También hicimos una cena a bordo de un barco que navegaba por el Sena mientras tanto: éste se llamaba el “Capitain Fracasse”, pero hay muchos otros barcos que se dedican a organizar este tipo de cenas. Es una divertida turistada.
En algún momento tengo que cerrar el grifo parisino, de modo que voy a cortar sin anestesia en este punto. Os regalo cuatro tomas del ParÃs monumental, para que no se diga: Aquà tenéis, por este orden, una perspectiva frontal del complejo de Les Invalides; otra del Dôme (la cúpula que alberga la tumba de Napoleón Bonaparte y de otros prohombres, como su hermano José I de España); una vista del Sena y la Tour Eiffel desde el Trocadero. Y no desesperéis. Ya sabéis que siempre nos quedará ParÃs.

      

        
December 26th, 2007 — Antiguo portal, viajes
“Hemos llegado hasta aquà sin matar a nadie, asà que supongo que podemos desearos Feliz Navidad”: asà comenzaba el mensaje que Ãngel y yo enviamos a nuestros amigos más queridos y a nuestros familiares alejados. Lo cierto es que para mà el año que termina ha sido movidito y estresante, pero mucho menos de lo que lo fue 2006, y mucho más agradable en otros sentidos. También más fructÃfero e interesante.
Asà que, para celebrarlo, nos vamos a ParÃs los dos, a vivir en esa hermosa ciudad el tránsito entre un año y otro.
Os contaré a la vuelta. Sed felices.
December 16th, 2007 — Antiguo portal, viajes
Dicen que India produce en los que pisan por primera vez el paÃs uno de estos dos sentimientos extremos: devoción o aversión. Mi caso, por fortuna, es el primero. Me declaro prendada por la cultura, la historia, la arquitectura, los paisajes y las gentes indias, y aunque sólo he visitado la ciudad de Mumbai (antes Bombay) sé que siempre habrá en mi corazón un lugar para este fabuloso paÃs, que espero conocer si tengo tiempo, salud y posibles.

Mumbai (मà¥à¤‚बई en idioma maratÃ) siempre se llamó asÃ, pero los portugueses llegados a la bahÃa en el siglo XVI, por razones que no se conocen con precisión, bautizaron la bahÃa y sus costas como “Bombaim”. La palabra “Bombay”, derivada de la anterior, fue el nombre oficial de esta ciudad del estado de Maharashtra (del que es la capital), hasta que el Gobierno local decidió cambiarlo por su nombre original, Mumbai, siguiendo su polÃtica de recuperar los nombres históricos de los lugares invadidos por los europeos. Por cierto que esta ciudad lleva bastante tiempo siendo gobernada por un partido de ultraderecha, el Shiv Shena (”Ejército de Shiva”), cuyo lÃder máximo Bal Thackeray (apodado “el sahib“) se declara admirador y seguidor de Adolf Hitler. Es un partido basado en el nacionalismo hindú o Hinduvta, un movimiento sociopolÃtico nacido en el siglo XX como una de las respuestas a la dominación británica, y que a pesar de lo dicho nunca ha resultado tan letal como el fascismo o el nazismo, porque la esencia misma del hinduÃsmo impide no considerar como algo propio las otras grandes religiones locales, el jainismo, el budismo y el sijismo.
Los nacionalistas hindúes, junto con el resto de nacionalistas indios, lograron la independencia del Reino Unido en 1947, gracias en parte a la extraordinaria fuerza del movimiento “Quit India” (”Abandonen India”) de Mohandas Karamchand Gandhi, cuya resistencia pacÃfica es de sobra conocida en el mundo entero. Precisamente, este lÃder indio conocido como “el Mahatma” (”alma grande”) es uno de los más ilustres ciudadanos de Mumbai, junto con personajes tan importantes como Rudyard Kipling.

La dominación inglesa, que perduró durante tres siglos, dejó en su última etapa una importante huella en la ciudad, cuyos edificios representativos muestran una arquitectura singular, única en el mundo, fruto de la afortunada unión entre la construcción inglesa victoriana y la local. Uno de los más bellos ejemplos de esta arquitectura es el hotel Taj Mahal, en el que tuve la fortuna de alojarme durante mi estancia en Mumbai y que ha acogido en su siglo de existencia a los más notables visitantes de la ciudad en las últimas décadas. Su presencia, junto a la Puerta de la India (”Gateway of India”) y a la bocana del antiguo puerto de Mumbai, es imponente:

Esa Gateway Of India tan caracterÃstica de Mumbai se construyó en conmemoración de la primera visita de un monarca británico a India. Se trataba de Jorge V, que pisó suelo indio en 1911. Fue también el lugar elegido por el Gobierno inglés de entonces para abandonar India en 1947.

Pero no sólo interesan los edificios en Mumbai, ni mucho menos. De hecho, es una de las ciudades más entretenidas que conozco. Es un hormiguero en el que suceden cosas sin parar, en el que personas, animales, trastos y vehÃculos no dejan de moverse prácticamente en todo el dÃa. Hay tanto que ver que no me habrÃa importado nada colocarme a mirar durante horas sentada en una sillita en cualquier calle principal.

El tráfico rodado es en apariencia caótico y ciertamente denso. Si se quiere cruzar de acera hay que tener los nervios templados y el espÃritu decidido, y especial cuidado con los pequeños taxis urbanos, cuyos conductores son probablemente los más peligrosos en potencia. Ah: en India conducen por la izquierda.

Hay una enorme cantidad de personas que viven en la miseria, algunos de ellos con la calle como único hogar (hecho favorecido por el clima tropical que goza Mumbai), y muchos otros sobreviviendo en infraviviendas sin las mÃnimas condiciones de habitabilidad. Muchas de estas personas, niños sobre todo, procuran sacar algo para comer a base de pedir limosna en los semáforos, o vendiendo también allà juguetes o libros. He oÃdo con frecuencia a gente que ha visitado alguna ciudad india decirme que “no le puedes dar limosna a un niño, porque entonces se la tienes que dar a todos”. Personalmente, prefiero dársela a todos. Hasta que me quede sin monedas, quiero decir. El hecho es que la pobreza en India sà es un problema palpable. No cabe duda de que no es tolerable que tantos millones de personas lleven una existencia tan dolorosa.
Una se pregunta cómo lo pueden soportar con ese aparente estoicismo. Tal vez la respuesta esté en la filosofÃa que comparten la mayorÃa de los indios, cualesquiera sean su ideologÃa y su credo religioso, y que los hace pensar en la posibilidad de que en otra vida las cosas no sean tan malas como en la actual.
La religión en India es un asunto serio. No hay taxista hindú que no lleve en su vehÃculo una imagen del Señor Ganesha (mi preferido, el dios con cabeza de elefante), en ocasiones acompañado por sus padres Shiva el Destructor y Pavarti, como prevención de infortunios o accidentes. Los musulmanes de Mumbai, que también los hay, prefieren acompañarse de un rosario islámico, y los cristianos de una cruz. Los sijs de grandes bigotes hacen ostentación de su condición de tales en su vestimenta y su turbante. Todas las religiones tienen cabida en India. Tanto es asà que Buda fue asimilado por el hinduÃsmo convirtiéndolo en una de las reencarnaciones del dios Visnú (el Conservador).
Uno de los lugares en los que se puede aprender mucho sobre las religiones indias es el Museo Chhatrapati Shivaji Maharaj (antes Museo PrÃncipe de Gales), una de las más bellas construcciones de la ciudad, en la que se muestran al público excelentes muestras artÃsticas de la variadÃsima manufactura local.
      
Cuando yo lo visité, acompañada de una audioguÃa que prestan gratis a los extranjeros, la mayor parte de los visitantes eran alumnos de primaria, muy uniformaditos y muy bien controlados por sus maestras. Dentro del edificio hay mucho que ver, pero recomiendo particularmente la visita a la sala de las miniaturas, verdaderas obras maestras.
Hay aún un par de cosas más de Mumbai que la hacen definitivamente distinta del resto de las ciudades del mundo: Una es la factorÃa de cine de Bollywood, la mayor industria cinematográfica del mundo, de la que salen pelÃculas en hindi por toneladas (he podido ver algunos fragmentos de filmes bollywoodienses: personalmente, reconozco mi incapacidad para encontrarles la gracia; las encuentro horteras y acartonadas). La otra es la Marine, el paseo marÃtimo que rodea casi la mitad de la enorme bahÃa de Mumbai, y desde la que podréis disfrutar de vistas tan hermosas como éstas:


Hay muchas cosas más que dejo sin comentar, pero no quiero ser exhaustiva. Me conformo si os he transmitido parte del profundo sentimiento que me he traÃdo de Mumbai, una ciudad tan grande como interesante, tan compleja como evocadora.
December 8th, 2007 — Antiguo portal, viajes
Hace tiempo que no escribo nada en este blog, y no por falta de cosas que contar, sino por falta de tiempo. Andamos como locos con el trabajo y con otras cosas, más personales, que no vienen a cuento.
Me apetecÃa, sin embargo, dar breves señales de vida y anunciaros que vuelvo a volar fuera de España, por penúltima vez en el año, y por última vez en lo que se refiere a mis ocupaciones profesionales. El año que viene se anuncia aún más liado que 2007. No sé cuánto podré aguantar este ritmo, pero de momento voy tirando.
Mañana, si todo va según lo previsto, volaré a Bombay (Mumbai), una de las principales ciudades del subcontinente indio. Tengo muchas ganas de ver cómo es aquello. ¿Tendré tiempo de ir a la isla de Elephanta, por ejemplo? No sé, ojalá. De todos modos, todo lo que pueda ver me parecerá bien.
Como os suelo decir, hasta la vuelta.
November 26th, 2007 — Antiguo portal, cine, cosas-mÃas, polÃtica
Isaura Navarro se desmarca
El sábado pasado vi parte de un debate acerca del incidente de la Cumbre de Santiago de Chile, en la cadena pública estatal Canal 24 horas. No pude seguirlo entero, como me habrÃa gustado, porque tenÃamos entradas para el cine (más abajo os cuento). Varios representantes de partidos polÃticos españoles analizaban el exabrupto de Juan Carlos Borbón, con muy diferentes opiniones. El representante del Partido Popular defendÃa al Rey de España y aprovechaba para atacar al Gobierno, al que acusaba de haber puesto al Jefe del Estado español en esa incómoda situación. Por su parte, la representante del PSOE -una mujer de mirada torva y aspecto algo siniestro- defendÃa asimismo a Borbón, e insistÃa en que se vio obligado a comportarse asà en defensa del presidente Zapatero, quien según ella estarÃa siendo injustamente atacado por varios mandatarios latinoamericanos. El representante de CiU habló del incidente más o menos en la misma dirección.
Cuando esperaba un tÃmido comentario acusador por parte de la representante de Izquierda Unida, cuya postura oficial ha estado más bien de parte de Chávez en este conflicto, me encontré con un ataque a Juan Carlos I sin ambages ni paños calientes. Isaura Navarro, que asà se llama la diputada de IU a la que me refiero, dijo (y creo citar casi literalmente) que “Juan Carlos I no tiene derecho a mandar callar a un presidente elegido democráticamente, más teniendo en cuenta que él fue nombrado por Franco“. Además, Navarro tuvo un recuerdo para “todas las personas que están sufriendo los ataques del capital español en América Latina”, continente en el cual tantas injusticias sociales deberÃan resolverse de inmediato. Podéis imaginar el pánico que cundió en el resto de contertulios, y la premura con la que la moderadora del debate dio la palabra al resto de diputados participantes en el coloquio, para compensar las palabras de la representante de IU.
Es poco, pero es algo. Casi nadie lo vio y es probable que no se repita. Pero me sorprendió gratamente oÃr hablar asà a una diputada de Izquierda Unida, y me alegró durante unos instantes. Mi teorÃa es que Isaura Navarro habló asà porque en el Comité Federal hay ese ambiente respecto a Juan Carlos. La pregunta es, ¿por qué no se les nota nunca? ¿Por interés? ¿Por cobardÃa? ¿Por miedo a quedarse sin los pocos votos que tienen? Cualquiera sabe.
Todos son Alcaraz
Telemadrid, otra cadena pública pero cuyos dislates afortunadamente sólo afectan en general a una parte del Estado español (es autonómica, aunque ataca digitalmente a toda España), hizo el sábado una dedicada cobertura de la manifestación en Madrid de la AVT (Asociación de VÃctimas del Terrorismo). Como si de un acontecimiento histórico se tratase, esta cadena pública dedicó varias horas a cubrir la “noticia” de una de tantas, y tantas, y tantas, manifestaciones que tienen lugar en mi ciudad, como si no hubiera lugar a que ocurriera otra, o como si no hubieran tenido lugar otras tantas idénticas, anteriormente.
El despliegue informativo era injustificado, disparatado, excesivo. HabÃa una docena de periodistas entrevistando a diestro y siniestro, todos ellos sabiendo de memoria la historia de decenas de familiares de vÃctimas de ETA y el nombre de pila de todo aquél al que se dirigÃan. Todos los comentarios, en plató e in situ, eran hagiográficos, alabadores, ensalzadores. HabÃa tanto jabón aquà y allá que el telespectador podrÃa pensar que en Madrid no hay por ningún sitio apenas nadie que discrepe con Isabel San Sebastián, Irene Villa, Francisco José Alcaraz, Ortega Lara y MarÃa del Mar Blanco (hermana del asesinado Miguel Ãngel) en sus apreciaciones de la realidad o en sus consideraciones acerca de si se debe o no negociar con ETA, o ilegalizar o no a los partidos polÃticos abertzales de izquierda.
Para mà fue un espectáculo alucinante. Las intervenciones de los periodistas de Telemadrid, de los espontáneos comentaristas callejeros, asà como de los encargados de arengar a las masas llegadas a Madrid desde otras partes de España en autocares fletados para la ocasión, estaban salpicadas de comprensivas referencias a Alcaraz, el último héroe de la AVT, que se esforzaba en hacer pucheros a la cámara para aparentar emoción contenida. Parece que este señor tendrá que acudir a declarar esta semana a la AN por haber afirmado que el Gobierno de España es “el embajador de ETA”, algo que parece haber disgustado a la FiscalÃa.
“Todos somos Alcaraz”, decÃan los oradores enfervorizados, “todos somos Alcaraz”, repetÃan henchidos de devoción y entrega.
SÃ, desde luego. Todos sois Alcaraz. No se me ocurre mejor descripción.
La torre de Suso
Nos apetecÃa ir al cine, y nos gusta mucho Javier Cámara, asà que decidimos darle una oportunidad a “La Torre de Suso“, la última peli estrenada en la que aparece este actor. Se trata de la ópera prima de su director, Tom Fernández, que se estrena en la dirección tras muchos años de funcionar como guionista para la televisión. Entre otras cosas hizo guiones para “Siete vidas”.
La conclusión es que Fernández tiene mucho que aprender. El guión es flojito, algunos personajes no se entienden, o no se explica su conducta, y las mujeres le salen inexplicablemente inflexibles y bastante antipáticas. A ratos la pelÃcula resulta un poco ñoña, y hay momentos en los que perdà absolutamente el interés por la historia. Tiene algunos golpes buenos, momentos divertidos y conversaciones graciosas, pero no en número suficiente como para compensar la precariedad narrativa general.
En cuanto a los actores, están casi todos bien, y algunos espléndidos. Además de Javier Cámara (CundÃn), merecen especial mención por su buen hacer Mariana Cordero (Mercedes, la madre de Cundo) y el gran Emilio Gutiérrez Caba (Tino, el padre).
Al director de fotografÃa, Carlos Suárez, le agradezco que retrate magnÃficamente los hermosos paisajes asturianos en los que se desarrolla la acción, pero le reprocho que saque tan mayores, feos, ojerosos y arrugados, a todos los miembros del reparto. No sé cómo lo consigue, pero no se salva ni uno.
Hay aún una cosa más, que sin duda cabe atribuir a la inexperiencia de la dirección, y que no tiene mayor importancia (aunque sembró el pánico en el patio de butacas): en varios momentos se ven claramente los micrófonos en lo alto de la pantalla.
Creo que olvidaré rápidamente esta pelÃcula, pero pasamos un rato agradable.
November 23rd, 2007 — Antiguo portal, polÃtica
El pasado fin de semana se reunieron algunos admiradores de Franco en la plaza de Oriente de Madrid, con el consentimiento de las autoridades competentes. Además de soltar las habituales porquerÃas intoxicadoras e indignantes que vomitan los fascistas españoles, el jefe nacional del Movimiento Católico Español y de Acción Juvenil Española, José Luis Corral, creyó conveniente opinar acerca del acusado de la muerte de Carlos Javier Palomino, el joven asesinado hace unos dÃas en el metro de Legazpi. Este militar, presunto homicida de un niño de 16 años, es según Corral ”un verdadero soldado español, un héroe que merece una condecoración“.
Siempre me choca cómo estos tipos consideran que ser un soldado es un estadio determinado en la escala de la evolución humana o algo por el estilo. No quieren darse cuenta de que pertenecer a un Ejército determinado, y más si uno o una es un/a soldado/a raso/a, no es nada más que una manera de ganarse la vida, más o menos discutible, pero no más que eso en todo caso. Por eso hablan del “verdadero” soldado español (se ve que hay soldados “falsos”), una de cuyas caracterÃsticas fundamentales supongo que es tener la capacidad de acuchillar a unos chavales en un vagón de metro, con resultado de muerte en uno de los casos. Aprovecho para hacer hincapié en lo peligrosos que son estos sujetos: tened cuidado con los fascistas. Son extremadamente agresivos y es fácil que pierdan los papeles. Están armados y les gusta pegar y hacer daño fÃsico.
Sea como fuere, el hecho es que las declaraciones de José Luis Corral, alabando la actitud exhibida por el presunto asesinato de Carlos, constituyen una apologÃa de la violencia y animan a cometer asesinatos como el de este jovencÃsimo militante anti-fascista. Decir que acuchillar a varios chicos y matar a uno de ellos es un acto condecorable y heroico es, y creo que al decirlo no me arriesgo con ello, una conducta delictiva en sà misma.
El fiscal debe actuar de oficio. Es absolutamente ridÃculo y perfectamente indignante que en el mismo paÃs y en la misma época a dos dibujantes los condenen a pagar 6.000 euros por injurias a la Corona, y a este desalmado le permitan alabar el asesinato del pobre Carlos.
Mañana hay convocadas varias concentraciones en protesta por este asesinato. La de Madrid ha sido desautorizada, en contraste con las autorizaciones de manifestaciones ultraderechistas de los últimos dÃas, por ejemplo y significativamente la que provocó el incidente que acabó con la vida del pobre Carlos.
Es evidente que hay algo de tolerancia en lo que se refiere a las actuaciones de los fascistas. Y eso no es una buena noticia, porque al fascismo hay que combatirlo con dureza. No con crueldad ni injusticia, pero con inflexibilidad y valentÃa. Si no, apañados estamos.
November 22nd, 2007 — Antiguo portal
Esta mañana, pensando en la muerte de Fernando Fernán Gómez, me he acordado de una tonterÃa que escribà poco antes de casarme, en 2003. DecÃa entonces que habÃa estado ojeando -y hojeando- la autobiografÃa del actor-escritor-director (”El tiempo amarillo”), y que me habÃa asaltado por sorpresa la envidia más pueril, al ver la cantidad de fotografÃas con las que el autor ilustraba sus recuerdos, a pesar de lo poco que me gustaba que me hicieran fotos por aquel entonces (he superado esa fobia con el paso del tiempo y la ayuda de una cámara digital).
He escuchado hoy decir al ministro de Cultura que siente la muerte de Fernán Gómez porque hay gente que, como él, “llevaba cincuenta años de vida con su compañÃa”. Es verdad que estas muertes de personas muy conocidas, que para la mayor parte de la gente no se trata de decesos cercanos, nos afectan personalmente sólo porque nos damos cuenta de que se muere de alguna manera una parte de la vida que llevábamos.
En fin. A mà me parecÃa un actor francamente bueno, en ocasiones divertidÃsimo. Su voz era una de las mejores que he escuchado. Me gustaba cómo escribÃa, y cómo contaba las cosas. Algunas de las pelÃculas, obras de teatro y series de televisión que dirigió, me parecen de las mejores cosas que se han hecho en España en tales ámbitos.
No entiendo por qué tenÃa ese carácter tan rematadamente desagradable, pero acaso se explique en el hecho de haber sido un felicÃsimo niño y adolescente durante la República, y tener que haber vivido sin embargo la amargura del franquismo y sus consecuencias sobre su profesión. En todo caso, y que me perdonen las vÃctimas de sus arrebatos, a mà eso me da perfectamente igual.
Si no fuera porque una es asà de descreÃda y de poco afecta a las ceremonias y los ritos, me pasarÃa por su capilla ardiente en el Teatro Español (cuyo gallinero tantas veces frecuenté siendo una chavalita con ganas de ver teatro y poco dinero para pagar las entradas).
Se ha muerto un cómico. Naturalmente, no lo enterrarán en sagrado. Como debe ser.
November 21st, 2007 — Antiguo portal, polÃtica
Es curiosa la frecuencia con la que en España tiene lugar un fenómeno extraordinario en otras latitudes: ¿Cuántas veces ocurre que algo que todo el mundo o mucha gente conoce, no aparece en ningún medio de comunicación, o como mucho en el “Interviú”? ¿Cómo se explica que sucesos tan graves y destacados como el de la corrupción urbanÃstica generalizada o el de las comisiones ilegales del Ayuntamiento madrileño, hayan permanecido durante décadas en el limbo de las leyendas urbanas? ¿A qué se debe que se haga caso omiso de los obscenos beneficios de la banca española, por qué no se habla apenas de ello siquiera para opinar favorablemente? Por fin, ¿os parece lógico que los trapicheos millonarios de la cúpula de Comisiones Obreras hayan permanecido durante años en secreto, cuando es algo que el sector crÃtico del sindicato ha denunciado por todos los medios a su alcance?
Por fin, este nuevo diario que tan contenta me tiene, “Público“, ha decidido denunciar los presuntos enriquecimientos ilÃcitos de algunos de los miembros más destacados de la actual dirección del veterano sindicato Comisiones Obreras, la misma dirección que tras expulsar al histórico Marcelino Camacho consiguió acabar prácticamente con la actividad sindical en España, en connivencia con el otro gran sindicato del Estado español, la Unión General de Trabajadores. El otro dÃa en “Público” denunciaban la inexplicable fortuna de MarÃa Jesús Paredes y de su marido Francisco Baquero, ambos dirigentes de CC.OO. Paredes es la secretaria general de Comfia-CC.OO., el sindicato de la banca que negoció hace algunos años con la patronal un convenio infame que privó a muchas personas de sus trabajos y de sus derechos (el banco Citibank reconoció ante el juez haber pagado entonces 650.000 euros a los sindicatos negociadores [CC.OO., U.G.T. y F.I.T.C.] para “engrasar” esta negociación laboral).
Estos dÃas Manuel Rico y Luis Calvo, los periodistas a los que cabe atribuir esta investigación, están abundando en la red de empresas fraudulentas o sospechosas, manejadas por Paredes y Baquero u otras personas cercanas a la dirección de Comisiones Obreras, que dedicadas a la gestión de las subvenciones estatales y otros menesteres, están obteniendo por sus servicios monopolÃsticos unos beneficios que muchos bancos envidiarÃan. Por poner sólo un ejemplo, según el artÃculo publicado hoy en “Público”, entre 2005 y 2006 la sociedad Formación Profesional en Red (cuyo administrador único es Santiago Gil, administrador asimismo de las empresas montadas por MarÃa Jesús Paredes y Francisco Baquero) declaró unos ingresos de explotación de 1.200.000 euros. Nada menos.
Bueno. Todo esto y mucho más es un asunto que no viene de dos dÃas. La corrupción en Comisiones Obreras y en otros sindicatos ha sido la vÃa por la cual los sucesivos gobiernos de González y después los de Aznar acallaron la discrepancia sindical. La situación actual es ésta: Los sindicatos CCOO y UGT acaban de negociar con la CEOE un nuevo Acuerdo para la Negociación Colectiva (ANC) para el año 2008. La escasa información que ha trascendido afirma que se ha acordado prorrogar el ANC actual para 2008 con un incremento salarial máximo del 3%, más moderación salarial a gusto de la patronal y del Gobierno, mientras el salario medio real de los trabajadores españoles ha bajado un 4% en los últimos diez años, los beneficios empresariales han crecido un 73% entre 1999 y 2006 y el PIB se ha situado en torno al 3,5% anual.
Los trabajadores tenemos que recuperar la acción sindical, tenemos que desembarazarnos de estos sinvergüenzas vendidos al capital que negocian tranquilamente y a nuestras espaldas la pauperización de nuestras economÃas domésticas. Mientras estos delincuentes se erigen en nuestros representantes, los asalariados españoles acogemos mansamente el devenir de las “crisis” económicas y nos sometemos a la rebaja salarial que según el Gobierno, los sindicatos y los patronos “es inevitable”, o nos tragamos el rollo de que todo sube por culpa de los biocombustibles. Todo sube, sÃ, menos los salarios, que en España son de auténtica miseria en comparación con los beneficios del capital español.
Para contribuir a que la lucha obrera se regenere hay que contar con la gente honrada y peleona que está dispuesta a que la cosa cambie, como los CrÃtiCCOOs de Comisiones (que tienen el apoyo de Marcelino Camacho) o la gente de la CGT, por ejemplo.
Porque con éstos de CC.OO., como con el PSOE según Krahe: “Tú mucho partido pero / ¿Es socialista, es obrero? / ¿O es español solamente? / Pues tampoco cien por cien / Si americano también.” “Comisiones”, parece que sÃ. Ahora: lo de “obreras”, más bien no.