Venezuela (II)

Os dejé ayer con el anuncio de que hoy os hablaría de otras cosas relacionadas con mi reciente viaje a Güiria. Voy, pues, a cumplir con lo anunciado.

No esperéis que haga una valoración de la Revolución Bolivariana ni del futuro que le espera, porque eso no sería serio por mi parte. Oí muchas cosas y asistí a muchas conversaciones y a muchas valoraciones de Chávez y de la Revolución, hechas por personas que sí conocen bien la realidad venezolana, pero eso es todo: yo sólo estuve allí unos días. Los suficientes para darme cuenta de que la coyuntura económico-político-social de Venezuela es ciertamente compleja, pero para poco más.

Sigo siendo partidaria de Hugo Chávez, como lo era antes de llegar. Al menos, tengo claras mis preferencias. La oligarquía venezolana es una de las peores del mundo: la basura que emiten día y noche las emisoras de televisión y los periódicos que controlan los económicamente más poderosos, es verdaderamente nauseabunda. Ríete tú de Federico Jiménez Losantos. Al menos, él sólo es uno. En Venezuela, los tipos como él son legión, ¡y salen por la tele a cualquier hora del día! Difaman, asustan, molestan, disparatan, tergiversan y manipulan, sin pausa ni descanso. Comprenderéis que contemplando ese panorama, a una le den ganas de colocarse del lado de los enemigos de esos chacales, de inmediato.

Dejando claro que soy partidaria del Socialismo del Siglo XXI y de la llamada Revolución Bolivariana, es obvio -el propio Gobierno venezolano lo admite- que hay demasiada pobreza en el país (los “ranchitos” o infraviviendas afloran aún y por doquier), aún hay demasiada violencia callejera (sobre todo en Caracas y Maracaibo), queda mucho trabajo por hacer en infinidad de áreas, y la extrema desigualdad entre clases sociales sigue siendo apabullante.

Además, a mí me dio la sensación de que Chávez y su gente aún andan buscando el camino a seguir. Parece que los objetivos a alcanzar sí están claros (así quedó reflejado hace pocos años en documentos oficiales como el de las “Metas del milenio“), pero no los medios por los cuales conseguirlos.

Y eso supone, sin duda, un problema. Un problema que, imagino, el Gobierno bolivariano está intentando resolver. No es descartable que en ese proceso se cometan, y se deben haber cometido ya, muchos errores. Lo fundamental es no salirse del camino para meterse en la charca, como decía Lenin en el “¿Qué hacer?”. Esperemos que así sea: Venezuela tiene muchos frentes abiertos, pero los tiempos que nos esperan pueden suponer una oportunidad para los más desfavorecidos, no sólo en América Latina, sino en todo el mundo. Hay que estar preparados para lo que acontezca.

Dicho esto, mi experiencia personal y concreta con los venezolanos que he conocido ha sido en general muy satisfactoria. Vi ánimo por trabajar por el socialismo en el país (también vi desánimo, pero en menor medida), sentimiento de estar haciendo historia, gran orgullo patrio y tremendo cariño por Hugo Chávez. En pocas palabras, me encontré con un genuino entusiasmo por el cambio, que como no acostumbro a dar con él, me satisfizo verdaderamente. Y ojo que, aunque de todo hay, os aseguro que entre la mayoría de la gente que componía nuestra audiencia, había que buscar mucho para encontrar actitudes espurias. Era mucho más fácil toparse con el empeño auténtico por cambiar Venezuela, el continente americano, e incluso (¿y por qué no?) el mundo entero.

Ahora bien: hace mucha, pero mucha, falta educar a los venezolanos. Y no sólo educarlos políticamente, sino en todos los sentidos. Ya sabéis que la ignorancia de las clases desfavorecidas es la puerta por la que penetra la injusticia. Y hay ignorancias supinas, creedme. Me refiero a precariedad seria de conocimientos.

El Gobierno ha hecho un esfuerzo educador con las Misiones Robinsonianas, pero me temo que no es suficiente. Hay que dar un paso más allá, cuanto antes y con todos los medios al alcance.

Vaya, veo que aún me queda material para otro post. Seguiremos informando.

9 comentarios ↓

#1 Fétido on 11.18.08 at 10:47 pm

Es un asunto muy complejo. Si juegas limpio no ganas, si juegas sucio te conviertes en lo que detestas.
Difícil solución, no sólo en Venezuela, sino en la mayor parte de latinoamérica.

#2 RIODERRADEIRO on 11.19.08 at 1:09 pm

Ningún reparo para el VENEZUELA (II). Los resultados electorales, dentro de escasos días, aclararán -creo- cuanto se puede esperar del futuro inmediato. Mientras tanto, ¡a rezar!

Y el arado, en la mano…

#3 Llorenç on 11.20.08 at 12:35 am

Belén! Si no tienes la versión del Bowie de “Amsterdam”, te la paso. Y, ya puestos con estos dos, David Bowie, en su época de Ziggy versionaba otra canción de Jacques Brel; él la titula “My death”: es brutal, las lágrimas afloran y eso.
Pero no he conseguido encontrar y escuchar la versión original de Brel.
Sabes tú algo?
Mmm, yastá.
Saludos,

#4 Llorenç on 11.20.08 at 12:37 am

Perdón, ya sé que no tiene nada que ver con Venezuela…

#5 Belen on 11.20.08 at 7:57 am

¡Cómo! Escucha a Brel en Youtube:

http://www.youtube.com/watch?v=T6rvMZnWKZc

#6 llorenç on 11.20.08 at 9:21 am

Gracias, ésta la tengo, pero me refería a la versión original de My Death, que también es de Brel.

#7 Belen on 11.20.08 at 10:44 am

Ah, te lo miraré a ver cuál es.

#8 llorenç on 11.22.08 at 2:18 pm

Hola, al final he descubierto de qué canción se trata, de Brel: “La mort” (qué título iba a ser?, jaja).
Tengo la letra, pero no la he podido escuchar aún. Te dejo la versión de Bowie, por si te apetece escucharla.

http://www.youtube.com/watch?v=rIzE3j84kKU

Salut

#9 Lavon on 06.30.11 at 11:15 am

Wodnuerfl explanation of facts available here.

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