Y, ¿contra quiénes se han unido?

A estas alturas es evidente que la Unión Europea es un contubernio que han creado las elites económica y política europeas para protegerse de todo lo que les supone alguna amenaza, molestia o incomodidad. La tragedia es que son cosas como los derechos de los trabajadores autóctonos e inmigrantes o la sanidad y la educación públicas y de calidad, las que suponen un problema para la insaciable sed de beneficios del poder en general, del europeo también.

Ha llegado un momento en el que los que no pertenecemos al poder, o sea casi todos los que vivimos en Europa, tenemos que estar siempre al tanto para intentar evitar que se implanten políticas neoliberales como la llamada “directiva Bolkestein” de liberación del sector servicios en la UE, que entre otras cosas proponía que a los trabajadores se los contratara en cualquier país de la Unión con las condiciones que tendrían en su país de origen. De este modo, un fontanero polaco cobraría mucho menos que un fontanero francés, trabajando para la misma empresa parisina. Un auténtico atropello a los derechos de los trabajadores. La elite de la UE se ha encontrado con una oposición frontal de algunos eurodiputados de izquierdas y de ciertos movimientos sociales en algunos países europeos, debido a algo que aquélla detesta: la publicidad que la oposición popular hace de sus desmanes, y que se ha intentado evitar -y aún se evita- llevando la directiva del Consejo de Ministros europeo al Europarlamento, y de ahí a la Comisión Europea, y vuelta a empezar. Aunque el principio del “país de origen” fue eliminado en uno de los tramos de la larguísima tramitación de esta directiva, aún hay intención de que la liberación de ciertos sectores fundamentales en la economía de países como España siga adelante. Si se aprueba, a partir de 2009 la carrera salarial a la baja -en estos sectores de momento- va a llevar a muchas familias prácticamente a la indigencia, como primer efecto.

Muchas de las veces que no han tenido más remedio que pedir opinión a los votantes europeos se han llevado un buen chasco, y es que no es para menos: todo lo que se les ocurre a estos desalmados son barbaridades que pretenden reducir nuestros derechos en favor de sus beneficios económicos. Que si 65 horas de trabajo semanales, que si los derechos fundamentales de las personas se deben supeditar al derecho comunitario, que hay que privatizarlo todo, etc.

Además la política exterior de la UE, para defender su fortaleza, vomita monstruosidades como la llamada muy apropiadamente “directiva de la vergüenza”, para detener, encarcelar y expulsar a las personas inmigrantes sin toparse con problemas legales.

¿Unión Europea? “Unión del Poder Europeo contra el resto del mundo”, por favor, que no todos somos idiotas.

1 comentario por el momento ↓

#1 Fétido on 07.09.08 at 11:24 pm

Tiene bemoles. Décadas anhelando ser europeos y cuando al fin lo conseguimos resulta que Europa apesta.

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