Esta mañana de resaca futbolera, que anuncia al menos un partido más para ver con emoción en casa, es también el primer dÃa en el que estamos todos convencidos por aquà de que ya es verano.
En poco más de un mes llegarán mis vacaciones, el querido, anhelado, deseadÃsimo veraneo. Un poeta parnasianista francés, Théodore de Banville, que escribÃa cosas muy sencillas, decÃa del verano:
Il brille, le sauvage Été,
La poitrine pleine de roses.
Il brûle tout, hommes et choses,
Dans sa placide cruauté.
O sea (como dirÃa el Reig):
Brilla el agreste verano,
El pecho lleno de rosas.
Abrasa todo, hombres y cosas,
En su plácida crueldad.
Juan Luis Panero escribió una vez sobre la noche de San Juan (como la que se acerca) y de esa especie de vértigo que entra cuando se mira al cielo estrellado en una noche calurosa:
Anticuado, interrogo las estrellas,
su desnudo, inapelable misterio,
mientras miro las llamas en la playa, Â Â Â Â Â Â Â Â
en esta noche cuando empieza el verano.
Buscando por la red el poema de Panero me he encontrado otro de Borges, sobre el mismo tema:
El poniente impecable en esplendores
quebró a filo de espada las distancias.
Suave como un sauzal está la noche.
Rojos chisporrotean
los remolinos de las bruscas hogueras;
leña sacrificada
que se desangra en altas llamaradas,
bandera viva y ciega travesura.
La sombra es apacible como una lejanÃa;
hoy las calles recuerdan
que fueron campo un dÃa.
Toda la santa noche la soledad rezando
su rosario de estrellas desparramadas.
Música, noches y poesÃa: puro verano. ¡Feliz solsticio a todos!
3 comentarios ↓
Pues gracias por los buenos deseos, pero para mà siempre ha sido el verano un infierno, claro que yo no soporto el calor, ni el sudor con su “aroma” -¿has entrado alguna vez en un gimnasio?-, las quemaduras solares, los nevus melanocÃticos, los “basocelulares”, que dicen los médicos, los mos
(ha habido sabotaje, continúo):
quitos, lagartijas, golpes de calor, avispas, moscardones, e te cé, e te cé, e te cé …
Cualquier dÃa me inspiro y compongo yo un poema sobre el verano, para dedicarlo a urbanitas.
¡Menos mal que siempre nos quedará el gazpacho!
¡Qué bonito post!
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