Hace exactamente treinta y cuatro años ocurrió el milagro en Portugal: Hartos de la dictadura y de la costosÃsima y cruenta polÃtica colonial portuguesa, algunos oficiales del Ejército deciden llevar adelante una revolución pacÃfica, para deponer al Gobierno y convertir a Portugal en un estado democrático.
A la hora pactada sonó en Rádio Renascença la canción “Grândola, vila morena” de Zeca Afonso. Ésa era la señal para tomar los puntos estratégicos, lo cual se hizo con éxito: en sólo seis horas el régimen de Marcelo Caetano (el sucesor de Salazar) se derrumbó. La gente comenzó a tomar las calles espontáneamente para apoyar la revolución, todos adornados con la flor de temporada: el clavel.
El resto de la historia ya la sabéis: en 1975 tomó el poder el socialismo moderado, que condujo a Portugal de nuevo por la senda del capitalismo, ya “democrático”.
Pero a los portugueses les queda, al menos, el bonito recuerdo de aquel dÃa en el que los militares arriesgaron su integridad fÃsica y su carrera en pro del beneficio de la mayorÃa de sus paisanos.
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Qué puñetera envidia…
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