Hace menos de un mes sufrà una experiencia desagradabilÃsima, ansiógena y traumática. Me vi envuelta en una de las peores situaciones que he vivido en mis treinta y ocho años de existencia, que por otra parte en general ha sido tranquila hasta ahora. Para recuperarme cuanto antes del impacto emocional cometà un grave error: quise cerrar la herida a la fuerza, intenté taponarla para forzar una curación inmediata. Eso, unido al hecho de que inmediatamente tuve que embarcarme de nuevo en un viaje de trabajo lleno de situaciones estresantes provocadas por el psicópata con el que tengo que fajármelas todos los dÃas laborales y algunos festivos, ha provocado el estado actual en el que me encuentro, que muy bien podrÃa calificarse de “tener los nervios hechos cisco”.
La cuestión es que la herida se cerró en falso, se ha vuelto a abrir y tiene peor aspecto que al principio, como suele ocurrir en estos casos. Por la noche me duermo pensando en aquello, y me despierto de nuevo con el mismo pensamiento, que es más bien una pesadilla recurrente. Es como si estuviera poseÃda.
Tengo siempre una vaga sensación de tristeza, en el fondo. En cuanto me descuido me ataca la inquietud, y en cuanto bajo la guardia acuden a mà recuerdos indeseables que me hacen sentirme mal.
Hoy he venido pensando en qué puedo hacer para acabar con esta situación. Me he dado cuenta de que no basta con dejar pasar el tiempo, sino que tengo que hacer algo para mejorar. He pensado en irme de Madrid el próximo fin de semana, en hacer algún viaje de placer, en dedicarme a las cosas divertidas, y también en hablar por fin públicamente de lo que me pasa.
Estoy, de alguna manera, exorcizando el demonio que tengo en la cabeza, “perro que ni me deja ni se calla, siempre a su dueño fiel pero importuno”. A ver si me sirve de algo.
10 comentarios ↓
Parece una buena terapia. Ya sé que cada cabeza es un mundo en el cuál solo uno mismo puede excavar y que cualquier observación o consejo en estos casos de crisis ayuda más bien poco, pero enfrentarse al problema y activarse para salir del cÃrculo vicioso y el ensimismamiento tiene toda la pinta de ser una buena solución. Ãnimo y a por ello.
He llegado a través de las estadÃsticas y he estado leyendo tus entradas. Comparto la mayor parte de lo que dices.
Un saludo y gracias de nuevo.
P.S. Creo que habÃa dejado un comentario muy similar a este, pero al no verlo cuando entré decidà re-redactarlo. Disculpa si lo he duplicado.
Yo también comparto la mayor parte de las cosas que escribes en tu alocado y divertido blog. Gracias por pasarte por casa. Un abrazo.
Es dificil hacer el duelo por algún mal causado. Cuando no conseguimos “tragar” nuestras ansiedades estas surgen cuando más bajos tenemos nuestras defensas: en la oscuridad de la noche y en la lejanÃa del sueño…
Pero creo que este post tuyo es un buen intento. Te quiero dar animo por ello. Sinceramente.
“A veces no vemos que detras de las palabras hay pensamientos, y tras ellos personas que sufren”
Disculpame y … bueno, si quieres deja este mensaje, y si no… pues nada, que se lo lleve el viento.
No tengo duelo alguno y sà la conciencia francamente tranquila. Sólo me pesa y me incomoda un profundo dolor que espero que se vaya pronto. Vamos a ver si es posible.
Pues entonces TODO MI ANIMO.
(por cierto, como dices en tu “about”, tu blog me ha alegrado. y ademas adoro los gatos)
Saludos
Me alegro. Saludos.
Claro id Angel y tu a algún destino romántico, viajad con los pies y la mente, sed felices ¡y sigue escribiendo cosas tan buenas! (unas como terapia para ti y otras como terapia para nosotros)
A ver, a ver qué se puede hacer…
Me encanta tu blog. Es cierto que llegue a el por casualidad, preparando un viaje a Italia, y que no comparto algunas de tus opiniones. Pero, admiro tu independencia y tu valentÃa para hablar de lo que piensas y sientes. Lamento que ello te haya supuesto algún disgusto. Desde ya, entre mis devociones, su lectura.
Muchas gracias, Carlos. Qué amable. Un beso.
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