Comisiones, sí. Obreras, no.

Es curiosa la frecuencia con la que en España tiene lugar un fenómeno extraordinario en otras latitudes: ¿Cuántas veces ocurre que algo que todo el mundo o mucha gente conoce, no aparece en ningún medio de comunicación, o como mucho en el “Interviú”? ¿Cómo se explica que sucesos tan graves y destacados como el de la corrupción urbanística generalizada o el de las comisiones ilegales del Ayuntamiento madrileño, hayan permanecido durante décadas en el limbo de las leyendas urbanas? ¿A qué se debe que se haga caso omiso de los obscenos beneficios de la banca española, por qué no se habla apenas de ello siquiera para opinar favorablemente? Por fin, ¿os parece lógico que los trapicheos millonarios de la cúpula de Comisiones Obreras hayan permanecido durante años en secreto, cuando es algo que el sector crítico del sindicato ha denunciado por todos los medios a su alcance?

Por fin, este nuevo diario que tan contenta me tiene, “Público“, ha decidido denunciar los presuntos enriquecimientos ilícitos de algunos de los miembros más destacados de la actual dirección del veterano sindicato Comisiones Obreras, la misma dirección que tras expulsar al histórico Marcelino Camacho consiguió acabar prácticamente con la actividad sindical en España, en connivencia con el otro gran sindicato del Estado español, la Unión General de Trabajadores. El otro día en “Público” denunciaban la inexplicable fortuna de María Jesús Paredes y de su marido Francisco Baquero, ambos dirigentes de CC.OO. Paredes es la secretaria general de Comfia-CC.OO., el sindicato de la banca que negoció hace algunos años con la patronal un convenio infame que privó a muchas personas de sus trabajos y de sus derechos (el banco Citibank reconoció ante el juez haber pagado entonces 650.000 euros a los sindicatos negociadores [CC.OO., U.G.T. y F.I.T.C.] para “engrasar” esta negociación laboral).

Estos días Manuel Rico y Luis Calvo, los periodistas a los que cabe atribuir esta investigación, están abundando en la red de empresas fraudulentas o sospechosas, manejadas por Paredes y Baquero u otras personas cercanas a la dirección de Comisiones Obreras, que dedicadas a la gestión de las subvenciones estatales y otros menesteres, están obteniendo por sus servicios monopolísticos unos beneficios que muchos bancos envidiarían. Por poner sólo un ejemplo, según el artículo publicado hoy en “Público”, entre 2005 y 2006 la sociedad Formación Profesional en Red (cuyo administrador único es Santiago Gil, administrador asimismo de las empresas montadas por María Jesús Paredes y Francisco Baquero) declaró unos ingresos de explotación de 1.200.000 euros. Nada menos.

Bueno. Todo esto y mucho más es un asunto que no viene de dos días. La corrupción en Comisiones Obreras y en otros sindicatos ha sido la vía por la cual los sucesivos gobiernos de González y después los de Aznar acallaron la discrepancia sindical. La situación actual es ésta: Los sindicatos CCOO y UGT acaban de negociar con la CEOE un nuevo Acuerdo para la Negociación Colectiva (ANC) para el año 2008. La escasa información que ha trascendido afirma que se ha acordado prorrogar el ANC actual para 2008 con un incremento salarial máximo del 3%, más moderación salarial a gusto de la patronal y del Gobierno, mientras el salario medio real de los trabajadores españoles ha bajado un 4% en los últimos diez años,  los beneficios empresariales han crecido un 73% entre 1999 y 2006 y el PIB se ha situado en torno al 3,5% anual.

Los trabajadores tenemos que recuperar la acción sindical, tenemos que desembarazarnos de estos sinvergüenzas vendidos al capital que negocian tranquilamente y a nuestras espaldas la pauperización de nuestras economías domésticas. Mientras estos delincuentes se erigen en nuestros representantes, los asalariados españoles acogemos mansamente el devenir de las “crisis” económicas y nos sometemos a la rebaja salarial que según el Gobierno, los sindicatos y los patronos “es inevitable”, o nos tragamos el rollo de que todo sube por culpa de los biocombustibles. Todo sube, sí, menos los salarios, que en España son de auténtica miseria en comparación con los beneficios del capital español.

Para contribuir a que la lucha obrera se regenere hay que contar con la gente honrada y peleona que está dispuesta a que la cosa cambie, como los CrítiCCOOs de Comisiones (que tienen el apoyo de Marcelino Camacho) o la gente de la CGT, por ejemplo.

Porque con éstos de CC.OO., como con el PSOE según Krahe: “Tú mucho partido pero / ¿Es socialista, es obrero? / ¿O es español solamente? / Pues tampoco cien por cien / Si americano también.” “Comisiones”, parece que sí. Ahora: lo de “obreras”, más bien no.

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