La España de charanga y pandereta

La detención de Isabel Pantoja me parece un auténtico despropósito. Nos encontramos, una vez más, ante un juez con ganas de protagonismo y nadie que le impida lucirse; se diría, más bien, que el tal Torres se está creyendo que es otro salvapatrias, de tanto que le regalan los oídos los mismos que hace unos años (no hay que ser muy memoriosa para acordarse) se reían a mandíbula batiente con las ostentóreas fascistadas de Jesús Gil.

¿Qué necesidad hay de hacer pasar a la Pantoja una noche de calabozo, para que declare? ¿A alguien se le ocurre de verdad que esta mujer tiene intención de fugarse? ¿Acaso no lo habría hecho ya si hubiera querido? (O podido, siempre tiene miríadas de paparazzi persiguiéndola.)

No dudo que sea una choriza. Sé de buena tinta que es una facha de mucho cuidado además, y el fantoche fascistoide de novio que tiene dice mucho de ella. Pero todo eso, presunto delito económico incluido, no justifica el hecho de encarcelar a la cantante, ni siquiera por una noche.

Me hace gracia que la gente crea que con este espectáculo tan cañí (tan de toda la vida) se está produciendo un ataque contra la corrupción. Me da la risa. No es que no se ataque a la corrupción legal, a la sistémica (a ver si tengo tiempo y ganas de escribir sobre esto), que es la más peligrosa y la que de verdad nos está jodiendo a la gran mayoría de los ciudadanos, sino que tampoco se ataca de verdad a la corrupción ilegal generalizada.

Lo de Marbella, con sus gualdrapas con las comisiones ilegales en bolsas de basura, sus policías macarras e insolentes, los famosos encocados perdidos y las mafias internacionales en permanente vacación, era tal vez demasiado, incluso para España.

Y no me cabe ninguna duda de que, ya que ha explotado el grano, el Gobierno aprovecha para desviar la atención de casi todo a esa pantomima, aunque ninguna Administración pública tenga nada que ver con la explosión. Se trata de sacar partido. Y vaya si lo están sacando.

Encima, me entero de que el Partido Popular dice no sé qué de un acto de Zapatero ayer en Málaga que relacionan astutamente con la detención de la Pantoja, y no sé qué más. Hace falta ser sinvergüenzas, oportunistas y repelentes. ¡Cállense, que tienen por qué callar!

Decía Machado:

La España de charanga y pandereta,
Cerrado y sacristía,
Devota de Frascuelo y de María
De espíritu burlón y de alma quieta,
Ha de tener su mármol y su día,
Su infalible mañana y su poeta.

¿Y el poeta? ¿Dónde está? ¿Es que ya no nos va a quedar ni eso?

        

Notita: Si hay quienes me han echado de menos durante unos días, pido perdón por mi ausencia, pero la justifico. He sufrido un violentísimo ataque de minibichos (virus, bacterias, gérmenes) que me ha tenido fuñida todo el puente y me ha dejado básicamente molida. Además, mañana me marcho de viaje de trabajo (esta vez, a El Cairo, donde espero encontrarme de nuevo con mi amigo Amón-Ra, el Sol de mayo, que tanto he añorado últimamente). Volveré el día 9. Hasta la vuelta.

0 comentarios ↓

There are no comments yet...Kick things off by filling out the form below.

Deja tu comentario