La especulación urbanística contra el oso pardo

Mientras en Francia, Alemania, Austria y Suiza se están planteando qué hacer con sus pistas de esquí alpinas -que este invierno han reducido en un 10% los ingresos debido al cambio climático-, en España aún se quieren construir más pistas para esquiar, como si hicieran falta. Actualmente existe un controvertido proyecto para crear una macro-estación de esquí en las tres vertientes del macizo de Peña Prieta, en el corazón de los Parques Naturales de los Picos de Europa y de las Fuentes Carrionas: la Estación Invernal de San Glorio.

De llevarse a cabo, esta estación de esquí supondría un grave atentado medioambiental de fuerte impacto en la zona, de enorme importancia ecológica, ya que es el lugar en el que viven muchas especies animales que no tienen alternativa de habitar en otro lugar, incluidas dos especies amenazadas de extinción: el oso pardo y el urogallo.

El lugar elegido para montar los 60 kilómetros de pistas de esquí proyectados, amén de una buena cantidad de establecimientos hoteleros y de ocio (incluido un repugnante y prescindible campo de golf) es una zona de Red Natura 2000, Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA) y Lugar de Interés Comunitario (LIC), lo cual ha hecho merecedor a este paraje de las medidas de protección medioambiental que financia la Unión Europea. Fijaos en qué paisajes están en peligro:

Esta maravilla de valle, con su fauna, su flora y sus lagos glaciares, tal vez se arruine para siempre por culpa de la estación de esquí y de lo que ella implica: talas de árboles y matojos y alteración del curso de las aguas; tendidos eléctricos; construcción de carreteras, remontes y funiculares; tránsito de vehículos de gran tonelaje; construcción de edificios y párkings; y por supuesto la visita constante de decenas de miles de turistas al año, con sus coches, sus basuras y su ruido.

Todo esto no lo digo yo: hay mucha gente peleando en contra de la construcción de la estación. Algunos incluso han formado una plataforma en Defensa de la preservación del valle de San Glorio. El eurodiputado de los Verdes españoles David Hammerstein lleva meses de pelea. El otro día denunció en el Parlamento Europeo la situación: «la Junta de Castilla y León no puede coger financiación comunitaria durante años para proteger al oso y ahora pedir permiso para destruir el centro de su hábitat», dijo Hammerstein. «No es aceptable modificar las zonas de protección natural europea al antojo de los intereses especulativos de un proyecto de muy dudosa rentabilidad social».

Es un buen resumen de lo que ocurrirá si se da vía libre a este proyecto, y también de por qué se quiere construir esta barbaridad, y qué intereses han movido a los grupos parlamentarios del Partido Popular, PSOE y Unión del Pueblo Leonés (UPL) en el Parlamento castellano-leonés, a dar su visto bueno y su apoyo al proyecto. La respuesta a estas dos últimas cuestiones es, una vez más, el dinero que genera la especulación urbanística.

Copio un párrafo del artículo “El pelotazo urbanístico de San Glorio”, publicado en El Diario de León y escrito por el responsable de Los Verdes en la Comarca Leonesa de Laciana, Manuel E. Rodríguez Barrero: “San Glorio es una oportunidad única para un grupo muy reducido que dará un gran pelotazo, a costa de la gran mayoría de los ciudadanos de las zonas afectadas. Sólo unos pocos entrarán en el reparto. Y el camelo de esos 1.400 empleos, entre directos e indirectos, ya se verá que al final se quedan en la mitad de la mitad. Y, además, serán empleos precarios y con contratos basura. Exactamente igual que están siendo en el resto de las estaciones de invierno del país y de Europa.”

Pan para hoy, y hambre para mañana. Hambre sin osos pardos ni urogallos, y sin una de las zonas agrestes más feraces de España y de Europa.

El Gobierno central y la Comisión Europea están en la obligación de impedir este destrozo. Simplemente, es un crimen.

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