La ley anti-tabaco

Seguro que existe, pero yo no he visto ningún sitio en el que se fume tanto, y con tanta furibundia, como en España. Hace ya más de un año que servidora dejó de echar humo, y estoy perfectamente concienciada de la absoluta necesidad de dejar de hacer el canelo con el fumeque.

Apoyo absolutamente el espíritu de la ley anti-tabaco que ha promovido el Gobierno, en el sentido de que era absolutamente necesario hacer ver a la población que el tabaco es perfectamente nocivo, sucio, molesto, y letal en demasiados casos, que no apareja ningún beneficio y que simplemente resulta una esclavitud que no debe ser incentivada por ningún Estado al que le preocupe algo la sanidad de sus ciudadanos.

Me gustaría, sin embargo, que la ley anti-tabaco no fuese como es tan chapucera y aparentemente improvisada, sobre todo por el hecho de que me encantaría que funcionase, como ya funciona en otros países, en los que no resulta en absoluto difícil tomarse un café en un lugar en el que no haya que tomar, aparejada a aquél, una buena razón de humo.

La ley no es ninguna maravilla, desde luego. Lo cual podría dar a pensar que tal vez el Gobierno de Zapatero cuente entre sus componentes con juristas de medio pelo con escasa capacidad legislativa, o bien con boicoteadores profesionales.

Pero no sería justo olvidar que el PP es adicto al sabotaje, esta vez en la modalidad periférica: sus mandos han decidido asombrosamente no hacer cumplir la ley en las comunidades autónomas actualmente gobernadas por peperos.

Resulta difícilmente creíble, desde luego, este descaro -tan propio de los fascistas- por declararse en rebeldía contra el resto de la sociedad civil. Pero lo cierto es que gobiernos autonómicos como el madrileño no se han cortado en mostrar su oposición a elaborar el reglamento que la ley obliga a la Administración de Aguirre a crear. Tampoco parece que vayan a hacer inspecciones de ningún tipo.

El resultado es que, por mor de los intereses partidistas del PP, en Madrid la cosa en cuanto a humos sigue básicamente la línea tercermundista previa a la ley anti-tabaco.

Para estos políticos sin escrúpulos, lo importante es ganar votos, así sea de los fumadores empeñados en seguir molestando al resto, incluso en contra de la ley.

Para concluir, si os estáis preguntando qué haría yo de seguir fumando, os diré en primer lugar que, aunque yo ya tenía deseos de dejar el tabaco hacía tiempo, lo que finalmente me decidió fue precisamente la ley anti-tabaco, cuya perspectiva siendo fumadora -y en grandes cantidades- ya me gustó y me pareció conveniente. Así, agradezco a la Administración central que se haya ocupado de hacerme difícil seguir destrozándome la vida con el tabaco, y detesto a la autonómica que me toca por intentar impedir que a otros les pase lo mismo.

Y en todo caso, siempre me cuido de no andar molestando a la gente.

1 comentario por el momento ↓

#1 Emanuel on 12.25.12 at 7:43 am

O tema e9 f3timo, e sem dfavida essa ferramenta vai drepestar muitas discussf5es, mas nepf4, apesar de concordar que as empresas ne3o tere3o pra que lado fugir, que a dinamicidade dos eventos de hoje fare3o com que se passe a processos colaborativos, tenho receio de que toda a fore7a gerada por essa colaborae7e3o seja apropriada ne3o por quem a gera, mas pelas grandes empresas ou pelos membros de alto escale3o nas empresas.Je1 vemos isso principalmente com a Google, e9 lindo como esta empresa revolucionou nossas vidas, mas fico assustado ao imaginar o que ela pode fazer conhecendo todos os documentos de uma empresa.Fico preocupado com o que os novos famosos “os numeratis” ve3o poder fazer com tanta riqueza gerada..os GPS nos celulares este3o trazendo essa queste3o a tona tambe9m..ne3o e9 sf3 uma queste3o de privacidade, e9 uma queste3o de dominae7e3o dos homens por outros homens.Acho que deveredamos trabalhar mais como poderemos garantir que a riqueza gerada pela colaborae7e3o seja de todos e para todos.!

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